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las alternativas ante la ‘proximidad’ de la muerte. El valor engendra visiones; el miedo, embustes. El valor inserta al hombre en el seno mismo de la naturaleza, humanizándola, creando el mundo de la historia humana. El ser humano no es otra cosa que esa acción cre­ adora: «Es la muerte que vive una vida humana». Pero Unamuno no se detiene en la lucha por el reconocimien­ to que lleva a cabo Don Quijote, en su deseo de renombre y fama (reconocimiento), sino que aspira a la inmortalidad personal. Y, por eso, lo importante para él no es que la vida sea sueño, sino si es también la muerte sueño y eterno. Y ése es el enigma que le pide a Don Quijote que le desvele: si se despierta o no de la muerte. Así como Don Quijote despertó de la locura de su vida para morir, Unamuno solicita de Don Quijote que le aclare si uno se despierta del sueño de la muerte, ya que ahí está la clave de la vida toda. ¿Qué sentido tiene el heroísmo y el obrar si al final no desperta­ mos de la muerte? La clave de la vida está en la muerte y en si se despierta de la misma. Unamuno es consecuente con su idea cris­ tiana del individuo, que ve la culminación del mismo en la resu­ rrección. Por eso, después de haber escrito la Vida d e don Quijote y San cho escribió un ensayo que tituló#/ sepulcro d e Don Quijote , que luego colocó como ensayo preliminar a la Vida...... Y allí escri­ be Unamuno: «Creo que se puede intentar la santa cruzada de ir a rescatar el sepulcro del Caballero de la Locura del poder de los hidalgos de la Razón»41. La razón niega la inmortalidad. Como escri­ be Kojeve, comentando a Hegel: «El Hombre es el único ser en el mundo que sab e que debe morir, y puede decirse que él es la con­ ciencia de su muerte; la existencia verdaderamente humana es la existencia de una conciencia de la muerte o una muerte autocons- ciente. Por ser la perfección del hombre la plenitud de la autocon- ciencia, y por ser él esencialmente finito en su propio ser, la exis­ tencia humana culmina en la aceptación consciente de la finitud. Y la plena comprensión (discursiva) del sentido de la muerte es lo que constituye esa Sabiduría hegeliana que consuma la Historia y procura al Hombre Satisfacción»42. Contra esa ‘sabiduría’ de la razón es contra la que se revela Unamuno reivindicando la sabiduría del 41 OC, III, p. 53. 42 A. K ojeve, o . c ., p. 185. DOS FILOSOFÍAS DEL ESPÍRITU: UNAMUNO Y HEGEL 533

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