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532 CIRILO FLÓREZ MIGUEL Pues no se pierde el hacer bien aún en sueños. Mejor que investigar si son molinos o gigantes los que se nos muestran dañosos, seguir la voz del corazón y arremeterlos, que toda arremetida generosa transciende del sueño de la vida. De nuestros actos y no de nuestras contemplaciones sacaremos sabi­ duría» 38. Aquí cabe decir lo mismo de Hegel que de Unamuno. El encaramiento de la muerte como negatividad engendra la acción creadora del hombre. «Dotado de una ‘potencia absoluta’ que en él deviene una ‘fuerza’ efectiva, ‘que provoca asombro’ el Hombre produce en la ‘actividad’ o el ‘trabajo’ racional o penetrado por el ‘Entendimiento’, un Mundo real contranatura, creado por su ‘liber­ tad separada’ para su ‘existencia-empírica propia’: el Mundo técni­ co o cultural, social o histórico»39. La única diferencia estaría en que lo que Hegel atribuye al entendimiento, Unamuno se lo atri­ buye a la imaginativa. Toda filosofía que quiera dar cuenta adecuada del hombre, tiene que aceptar sin titubeos el hecho de la muerte, y describir en los tres planos: ontologico, metafisico y fenomenologico, su signifi­ cación. Esto es lo que han omitido hacer los filósofos anteriores a Hegel y es lo que va a hacer Hegel. Y por supuesto Unamuno, a cuya interpretación de Don Quijote se le pueden aplicar estas pala­ bras de Kojeve, en las que explica la historia humana como una lucha contra la negatividad. ‘Pues es en la lucha dentro de la cual la potencia de lo negativo se manifiesta por la aceptación voluntaria del riesgo de la vida (el Amo) o por la angustia inspirada por la apa­ rición consciente de la muerte (el Esclavo), donde el Hombre crea el ser humano, transformando ‘por magia’ la hada que es y que se manifiesta a él y por él en tanto que muerte, en una existencia megatriz del combatiente y del trabajador, creadores de la historia. Esa ‘permanencia’ cerca de la muerte es lo que realiza la Negativi­ dad y la inserta en el mundo natural en forma de ser humano»40. El valor de Don Quijote (Amo) y el miedo de Sancho (Esclavo), son 38 OC, III, p. 251 39 A. K o je v e , o . c ., p. 148. 40 A. K o je v e , o . c ., p. 152.

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