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524 CIRILO FLÓREZ MIGUEL teara sobre mí. No la muerte, sino algo peor, una sensación de ano nadamiento, una suprema angustia. Y esta angustia, arrancándonos del conocimiento apariencial, nos lleva de golpe y porrazo el conoci miento sustancial de las cosas»24. La filosofía unamuniana del espíritu contrapone la exterioridad de lo aparente a la interioridad de lo sustancial y se orienta a la con quista del reino del espíritu, que está en la interioridad. En este punto Unamuno está siguiendo la filosofía hegeliana, sépalo o no, que contraponía la exterioridad de los pueblos latinos a la interiori dad de los pueblos germánicos y que consideraba que la verdadera revolución moderna fue la reforma protestante, que fue una revolu ción interior arraigada en la experiencia de la libertad. El pueblo español después del 98, perdidas sus colonias, su proyección exterior, ha cambiado de camino pero no de estrella. Y de lo que se trata es de cambiar de estrella que le guíe, es decir, de ideal. Eso es lo que ha hecho Unamuno entre su primera filo sofía y su filosofía madura: ha cambiado de estrella, ha cambiado de ideal. Y ahora, como una especie de Lutero de la filosofía espa ñola, lucha por imponer la reforma, que no es otra cosa que el ejercicio radical de la libertad de espíritu, el valor de no tener miedo de sí mismo y obrar siempre bien. El individualismo heroi co de Unamuno radica en su no tener miedo a la libertad. Esa es la clave del héroe. Y también Sancho llega a esa meta al abando nar la corte de los burladores y caer en la sima de su propia inte rioridad. «Al dejar ese gobierno por el que tanto suspiraste, y que te parecía ser la razón y el fin de todos tus andantes trabajos al dejarlo y volverte a tu amo, llegas al meollo de ti mismo y puedes hombrearte con Don Quijote y decir como él y con él: “¡yo sé quien soy!”. Eres héroe como él, tan héroe como él»25. Las aventuras de Don Quijote están llegando a su fin. Y Don Quijote emprende su último viaje, camino de Barcelona. Esta ciudad es la Jerusalén del Cristo español a la cual llega para sufrir su pasión. La industriosa Barcelona es la ciudad del progreso, de la moderni dad. En ella el caballero Don Quijote va a ser de nuevo objeto de 24 OCf III, pp. 209-210. 25 OC, III, p. 199.
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