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502 BERNARDINO DE ARMELLADA Es aquí donde el lector se pregunta: ¿Y la persecución religiosa durante la República española del 1931 al 1939, con su intensifica ción al estallar la guerra civil de 1936? ¿Es que no se produjeron muertes en nombre del marxismo ateo y de la anarquía antirreligio sa? Cuando ese volumen 2.° del LThK salía a la luz ya habían sido beatificados como mártires nada menos que 173 caídos en dicha persecución. De verdad que cuesta achacar la omisión que lamentamos a una simple ignorancia o despiste. Ello descalificaría el nivel científi co del articulista, además de mostrar la inoperancia de la supuesta comisión revisora. Mas sería peor aún, si es que han pensado que la masacre de personas religiosas, sólo por serlo, y la profanación brutal de lo sagrado, para lo que no faltaron las consignas del apa rato ateo ruso, no tuvieron nada que ver con la «persecución de cris tianos». Sería esto una clara deslealtad al espíritu cristiano y católico en que se inserta dicho diccionario. Las cinco ceremonias vaticanas (29-111-1987, l-X-1989, 29-IV-1990, 25-X-1992, 10-X-1993), beatifican do a tantos mártires, no pueden pasar desapercibidas en la historia de la Iglesia. UNA DE LAS MUCHAS PÁGINAS A RECORDAR Sin prejuzgar la decisión que compete a la Iglesia, pero fundados en una analogía con los ya reconocidos como mártires, creemos obli gada la siguiente contribución a honrar, con el fin del siglo xx, el recuerdo de los que fueron nuestros hermanos sacrificados en aras de su fidelidad a la vocación franciscano-capuchina, y cuya muerte no fue ajena a la consolidación de muchas de nuestras vocaciones. Al para que el martirio sea considerado tal, difícilmente podrá manifestarse refleja y tematizadamente en los perseguidores de la actualidad... En América Latina... los perseguidores insistirán en su fe cristiana... En este contexto, es fundamental retor nar a la realidad y experiencia fundante de lo que hoy llamamos martirio. En ella el odio a la fe no aparece como fundamental. Al contrario, es el amor a la propia fe lo que define al mártir y no el odio de los perseguidores». José M.a T ojeira , ««Martirio en la Iglesia actual», en Miscelánea Comillas 54 (1996) 340. Tanto la opinión cerrada de Berardini como la politizada de Raguer se ven aquí tocadas.
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