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LA ANTROPOLOGÍA HISTÓRICA DE MARÍA ZAMBRANO. 469 tejido de sucesos cargados de un pasado que hay que soportar y vencer 34. La historia adquiere una constitución permanente de tragedia ya que frente al pasado inexorable, la fatalidad, ha de nacer la per­ sona, la libertad. Justamente en ese destino es donde ha de nacer la libertad o en frase de M. Zambrano «rescatar la esperanza de la fata­ lidad. La esperanza rescatada de la fatalidad es la libertad verdade­ ra, realizada, viviente»35. EN EL PRINCIPIO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE Una vez determinado el significado inicial de «antropología» e «histórica», vamos a seguir los pasos dados por el hombre en la adqui­ sición de su libertad, a contar la historia en la que se hace el ser humano al tiempo que transita por una realidad sagrada y profana. En su más primigenia experiencia, el hombre se encuentra con un espacio lleno, sin identificar, en donde la realidad «le desborda, le sobrepasa y no le basta»36. Su situación es distinta de la del animal y la planta. Estos se hallan encajados en la realidad. No sucede lo mismo con el hom- 34 Hablando de este pasado, M. Zambrano señala que tal pasado «es lo que alguien ha hecho, lo que hice o me hicieron» (HD 249). Y a renglón seguido recuer­ da la figura de Edipo, protagonista de la tragedia: «En lo hondo del ánimo del que formula la pregunta, aun con apariencias de impasibilidad, estará próxima a sonar como aquella del protagonista de la tragedia máxima, del culpable-inocente Edipo: ¿qué es lo que yo he hecho? O si el sentido de la propia culpa no se hace sentir: ¿qué es lo que me han hecho?» (ibid .). 35 HD 250. «Y la tentación de encontrar en la historia algo de común con la vida personal es irrechazable. Pues de ello depende el que la historia no sea una pesadilla que solamente se padece, sino una tragedia de donde se espera que brote la libertad» (HD 248). 36 HD 28-29. En el modo de proceder de M. Zambrano, queriendo ir a expe­ riencia primigenia del hombre, se verifica lo que decía A. Mari de que «el pensa­ miento de María Zambrano es un pensamiento originario, un pensamiento que va al encuentro de su propio origen; que desciende lentamente a la raíz de su propia esencia» («Presencia de la revelación», en El pensamiento de María Zambrano, Madrid 1983, 79).

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