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LA ANTROPOLOGÍA HISTÓRICA DE MARÍA ZAMBRANO. 465 lo que nuestra pensadora denomina «delirio»: «El ensoñarse es la forma más tenue del delirio»12. En el más oscuro fondo de la condición humana surgen todos los anhelos porque el hombre ha de hacerse. Los anhelos encuen tran su forma de expresión en el clamor, «un delirio de exaspera ción en que irrumpe la necesidad largamente contenida»13. El hombre comienza por sentir su servidumbre y su necesidad como ser viviente. Porque «su vida elemental es avidez, conato. Y esa avidez sin límites no se puede satisfacer con nada que sea tener, ser ya; se satisface tan sólo con todo lo que no es, con el horizonte infini to de lo no presente, con la ausencia»14. Y para compensar esa defi ciencia surge la súplica espontánea, la manifestación intencional de la falta de algo, de la simple falta. Posteriormente, la súplica se convierte en petición que muestra la deficiencia que se tiene y que, al mismo tiempo, da origen a la conciencia. Con ello, el hombre descubre su condición de pordiosero, de indigente «que puede y sabe pedir»15. El paso siguiente consiste en que, tras haber pordioseado en vano, «la súplica se transforma en exigencia y, con ella, nace el pensar... La exi gencia hace nacer el pensamiento»ló. Este es el momento en que el hombre «deja de ser eso que todas las criaturas son: siervo»17. Entre todos los anhelos, M. Zambrano señala como el más pro fundo e irrenunciable el de la «deificación», el de querer absorber lo divino, el de ser divino 18. Incluso este anhelo muestra, mejor que ningún otro, la condi ción humana «como si el ser hombre fuese un imposible; un empe- s 12 HD 156. Cf. M. Z a m b r a n o , Persona y democracia, Barcelona 1988, 67-68. 13 HD 156. Cf. M. Z a m bra n o , o . c ., 63-64. 14 HD 158. 15 HD 156. 16 HD 157. 17 Ibid. 18 HD 156. Más adelante hablaremos de este delirio de deificación. M. Zam brano lo considera como el proceso «más natural del hombre», que surge y se mani fiesta en la historia a pesar de los muchos engaños que el hombre sufre una y otra vez en la consecución de tal deificación. Y de ahí la fuerza o aspecto que toma de delirio (HD 153-156). Pueden verse algunas indicaciones útiles sobre la relación del hombre con lo divino en F. M e n én d fz , «Apuntes sobre el pensamiento de María Zam brano», en Los Cuadernos del Norte 1981, n. 8, 26-28.
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