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490 MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA Finalmente, habla de la nada como «algo indeterminado, ambi­ guo, amenazador , y que al ser nombrado parece ceder... como lo sagrado en el origen de nuestra historia»144. Así es como se repite una vez más el proceso que vivió el hom­ bre con lo sagrado, ahora en relación con la nada. Porque desde su sueño inicial, el hombre llega a la conciencia como al lugar exacto de su ser, donde vive dándose la vida al reducir todo a ideas. Y desde la conciencia termina en el espíritu, libertad, acción creadora. Pero aparece la resistencia que no es ser, «puesto que el sujeto pen­ sante de ningún ser sabe que no sea sí mismo»145. La nada aparece como «el fondo innominado que no es idea sino sentir... y el sentir se presenta ante él recogiendo en forma infernal ese vacío hecho por su conciencia»146. Al querer ser absolutamente, se encuentra con la resistencia sin fronteras: «Es lo sagrado que reaparece en su máxi­ ma resistencia. Lo sagrado con todos sus caracteres: hermético, ambiguo, activo, incoercible»147. Y puede concluir M. Zambrano: «El proyecto de ser, de vivir en acto puro, ha despertado a la nada. Para esta vida no habría «cosas»; cosas, circunstancias, receptáculos de la resistencia que el vivir humano encuentra y necesita. La nada es esa resistencia despertada, liberada de sus receptáculos, totalizada»148. El ansia de deificación quiere cumplirse en el proyecto de vivir como acto puro (vida resuelta en actualidad). Para ese proyecto las cosas son nada. Pero como la vida humana está abierta originariamen­ te a las cosas, las padece y pasan de ser nada a ser algo, el sujeto tiene que vivir su doble condición de las circunstancias y de su libertad. CONCLUSIÓN Terminado el resumen de las ideas de María Zambrano sobre la antropología histórica que se encuentran en El hombre y lo divi- 144 HD 186. 145 HD 187. 146 Ibid. 147 Ibid. 148 HD 188.

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