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LA ANTROPOLOGÍA HISTÓRICA DE MARÍA ZAMBRANO. 471 Esta realidad «no se le ha ofrecido al hombre como una cuali­ dad de las cosas... no es atributo ni cualidad que les conviene a unas cosas sí y a otras no: es algo anterior a las cosas, es una irra­ diación de la vida que emana de un fondo de misterio; es la reali­ dad oculta, escondida; corresponde, en suma, a lo que hoy llama­ mos «sagrado«41. De ahí que se puede y deba afirmar que lo sagrado envolvía a lo humano, preexistía 42. El hombre también padece el delirio porque, al estar todavía incapacitado para verse a sí mismo, «se mira desde lo que le rodea. Y todo, los árboles y las piedras, le mira y, sobre todo, aquello que está sobre su cabeza y permanece fijo sobre sus pasos, como una bóveda de la que no puede escapar: el firmamento y sus huéspedes resplandecientes»43. En su experiencia, el hombre pasa sin solución de continuidad, espontáneamente, desde una realidad no humana a la consideración personal de la misma, sintiéndose mirado y perseguido, sin saber de quién44. Por eso, surge el delirio, descrito por M. Zambrano como «el hombre se sentía mirado sin ver»45. Pero, al mismo tiempo, en el deli­ rio aparece la esperanza: «Y de aquello que no puede escapar, espe­ ra»46; «La esperanza está prisionera en el terror; la angustia de sentirse mirado envuelve la apetencia de serlo, y toda la esperanza que se des­ pierta, que acude ante esa presencia que se manifiesta ocultándose»47. La esperanza, en su propio delirio, puede convertirse en gracia: 41 HD 32-33, 298. 42 Cf. HD 138. En otro pasaje, afirma M. Zambrano que lo sagrado «es consus­ tancial con la vida humana» (p. 235). Cf. L. C ammanaro , «Muerte y resurrección de lo sagrado», en Anthropos 1987, nn. 70-71, 99-102. 43 HD 32. 44 HD 33. 45 HD 31. La acción de «ver» es muy importante en la mentalidad de M. Zam­ brano. En esta misma obra nos dice que «el individuo se libera al dar a ver lo que él ve, dando lo que se le da» (HD 10); «La vida humana necesita ver para ser vida. «Vivir para ver» y ver para vivir. La visión libera a la vida, mas la visión de sí mismo trae el grado supremo de libertad» (HD 288). Sobre la situación inicial del hombre, el delirio de persecución, el drama de ser observado sin saber de quién, etc., cf. L. C ammarano , «Muerte y resurrección de lo sagrado», en Anthropos 1987, nn. 70-71, 100. 46 HD 32. 47 HD 31.

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