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454 MODESTO BERCIANO VILLALIBRE censes. En las clases de los años anteriores Heidegger había afirma do la necesidad de llevar la filosofía a su lugar propio: al mundo de la vida; y había presentado la fenomenología como ciencia origina ria y descriptiva de este mundo de la vida. En el estudio fenomeno- lógico de la religión no sólo presenta un ejemplo concreto de la aplicación del método fenomenológico, sino que hace progresar el análisis del mundo de la vida, como mundo de una existencia histó rica ya bastante compleja y rica. No se trata de una esencia hecha, sino de una existencia en proceso y en realización mediante deci siones; es una existencia «esencialmente» temporal, que se ocupa o se preocupa por sí misma en la esperanza de la parusía. Así se des cubre un concepto de historia como acaecer vital, distinta de una historia-objeto, propia de la ciencia histórica. Heidegger utiliza aquí conceptos que van a ser fundamentales en su filosofía posterior, especialmente en Ser y tiempo. El ocuparse o preocuparse por la existencia es una anticipación del cuidado (Sorge); la esperanza de la venida del Señor anticipa el ser-para-la- muerte; en la tribulación e inseguridad se puede ver el tema de la angustia; y sobre todo, la temporalidad fundamental de la existen cia. Pero estas afinidades no nos deben ocultar las diferencias, tanto en los puntos concretos como en el contexto. Que con esto se den pasos importantes en la comprensión de la existencia histórica y de la historia misma, parece obvio. Pero esta fenomenología de la religión en Heidegger tiene tam bién importantes limitaciones. Ya hemos indicado algunas, recono cidas por el mismo Heidegger: La fenomenología como tal no com prende lo no-comprensible; y ante ello tiene una actitud de respeto. El análisis heideggeriano se limita a la religiosidad cristiana primiti va y dentro de ésta tiene también sus límites. Se refiere sólo a algu nas cartas de Pablo y sólo a «fenómenos religiosos concretos» pre sentes en las mismas. Las cartas de Pablo tienen muchos otros conceptos. Algunos de ellos son visiones grandiosas de la creación y de la salvación. Los conceptos que escoge Heidegger son limita dos y la selección parece ya condicionada por los temas de la exis tencia histórica y temporal, que Heidegger venía considerando repe tidamente en sus clases por aquellos años. A estos límites más bien cuantitativos, el mismo Heidegger añade otros límites cualitativos: «La indicación formal renuncia a la
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