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446 MODESTO BERCIANO VILLALIBRE Heidegger hace notar aún lo que dice Pablo en el capítulo quinto: «Por lo que toca a los tiempos y a las circunstancias ( nepi Sé túv xfouv Kal tüjw KaLpúu; vosotros mismos sabéis que el día del Señor, como ladrón por la noche, así vendrá» (I Tes 5, 1-2). Pablo responde así a la pregunta ¿cuándo? Esta venida extrañará y asustará a los que esperan del mundo paz y seguridad (eipiji/ri Kal derrábela). «Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que ese día como ladrón os sorprenda» (I Tes 5, 4). Comenta Hei degger: «El sentido del ‘cuándo’, del tiempo en el cual vive el cris tiano, tiene un carácter del todo especial. Nosotros lo hemos carac terizado antes formalmente: La religiosidad cristiana vive la temporalidad. Es un tiempo sin orden propio y sin puntos fijos. Es imposible encontrar este tiempo a partir de cualquier concep to objetivo de tiempo. El ‘cuándo’ no se puede aprehender de ningu na manera objetivamente» 46. Afirma Heidegger que esta reflexión llega al centro de la vida cristiana: El problema escatológico. Este sentido escatológico queda oculto ya al final del siglo i. Posteriormente se desconocieron todos los conceptos cristianos originarios, a causa de la penetración de la filosofía griega en el cristianismo. Esto ha continuado así hasta la filo sofía actual47. La reflexión sobre la situación completa nos ha llevado hasta la compresión del fenómeno. Este se centra en la parusía y el paso decisivo para comprender la parusía es la respuesta de Pablo a la pregunta por el ‘cuándo’ de la misma. La respuesta de Pablo es la exhortación a estar despiertos y a vigilar. «Para la vida cristiana no hay seguridad alguna», dice Heidegger. Y en esto ve también él una respuesta más general acerca de la vida fáctica: «La con s tante inseguridad es también lo característico de los significados fundamentales de la vida fáctica. Lo inseguro no es casual, sino necesario»48. 46 Ibid., pp. 104; cf. pp. 102-103. 47 Ibid., pp. 104-105. No vamos a entrar a valorar aquí estas afirmaciones, bas tante rotundas, de Heidegger, objeto de largas e intensas discusiones. En su comen tario sobre Agustín, el mismo Heidegger ve esta relación entre cristianismo y filoso fía bastante más compleja. Cf. ibid., pp. 169-171. 48 Ibid., p. 105.
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