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ESPERANDO SU VENIDA. COMENTARIOS HEIDEGGERIANOS... 443 en el cristianismo. Sólo en Lutero hay un intento en este sentido y así se explica su aborrecimiento de Aristóteles 37. En las clases del semestre siguiente (1921) sobre Agustín y el neoplatonismo, según las notas de Oskar Becker, Heidegger habla de Dios como summum bonum y del camino hacia él. Heidegger comenta que el cristianismo elaboró su doctrina con una filosofía griega, siguiendo, a manera de indicación, el paso de Pablo en la carta a los romanos: «Ya que Dios lo manifestó. Porque los atributos invisibles de Dios resultan visibles por la creación del mundo, al ser percibidos por la inteligencia en sus hechuras» (Rom 1, 19-20). Esta cita aparece con frecuencia en los padres y reflejaría la ascensión platónica desde el mundo sensible al suprasensible. Esta sería, según Heidegger, una interpretación equivocada de Pablo 38. Fue Lutero, más tarde, quien tuvo una nueva comprensión del cristianismo primitivo. Una muestra de ello serían las tesis 19, 21 y 22 defendidas por él en la Discusión d e Heidelberg. La tesis 19 dice: «Non ille d ign e theologus dicitur, qu i invisibilia Dei, p e r e a q u a e fa c t a sunt, intellecta conspicit». Heidegger traduce: «No es un teólo­ go el que contempla lo invisible de Dios mediante lo creado. Lo preferente del objeto de la teología no se logra por el camino de la reflexión metafísica sobre el mundo». A esta teología de la gloria contrapone Lutero la teología de la cruz en la tesis 21: «Theologus g lo r ia e d icit m alum bonum , theologus crucis d icit qu o d res est». Tesis que Heidegger interpreta: «El teólogo de la gloria, que se delei­ ta estéticamente ante las maravillas del mundo nombra lo sensible junto a Dios; el teólogo de la cruz dice cómo son las cosas». Y la tesis 22 afirma que la sabiduría de Dios, que percibe a Dios en las cosas visibles infla, ciega y endurece: «Sapientia illa, qu a e invisibi­ lia Dei ex operibus intellecta conspicit, om n ino inflat, ex c a e c a t et indurat». Lamentablemente, también Lutero sucumbió más tarde ante la tradición, según Heidegger. Entonces comienza a imponerse la escolástica protestan te 39. Esta postura de Lutero frente a la teología natural concuerda con la postura heideggeriana frente a la metafísica occidental en 37 Ibid., p. 97. 38 Ibid., p. 281. 39 Ibid., p. 282.

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