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442 MODESTO BERCIANO VILLALIBRE hecho de Pablo, quien al escribir los ve como personas en cuya vida ha entrado él mismo 34. El saber acerca del propio ‘haberse hecho’ determina la factici- dad de manera importante. El haberse hecho no es un suceso arbi trario en la vida, sino que es constantemente experimentado, de tal manera que su ser es su haberse hecho. Mediante esto han entrado en una relación activa y operante con Dios. Como dice Pablo más adelante, han aceptado el cóm o del comportamiento cristiano de la vida. Lo que han aceptado se refiere al comportamiento en la vida fáctica. Se trata, pues, de un cambio, de una vuelta (Umwendung); o mejor, de una entrega (H inwendung) a Dios y de un alejamiento de los ídolos35. Toda teología debería partir de este saber, como punto de par tida. «El saber acerca del propio haberse hecho es el comienzo y el origen de la teología. En la explicación de este saber y en su forma conceptual de expresión se da el sentido de una construcción teoló gica de conceptos... El aceptar consiste en introducirse en la nece sidad de la vida. A esto va unida una alegría que viene del Espíritu Santo y es incomprensible para la vida. TJapaXaiipáueLu no significa un pertenecer, sino un aceptar, obteniendo una relación vital opera tiva con Dios. El estar presente de Dios tiene la relación fundamen tal con el andar por la vida ( nepinaTTelu ). El aceptar es en sí mismo un cambio ante Dios»36. Lo fundamental aquí sería la idea de Dios. «La entrega a Dios es primaria: Sólo a partir de ella y con ella se da el apartarse de los ídolos; esto es secundario». Ahora bien, si esto es así, «la explicación tiene que realizar la tarea de determinar el sentido de la objetividad de Dios». ¿Cómo realizar esto? Heidegger empieza por poner en guardia contra un tipo de objetividad erróneo: «Es un alejarse del auténtico comprender el entender a Dios en primer lugar como obje to de la especulación». Para determinar la objetividad de Dios hay que explicar las relaciones conceptuales indicadas antes; y esto no se ha hecho nunca a causa de la penetración de la filosofía griega 34 Ibid., pp. 93-94. 35 Ibid., pp. 94-95. 36 Ibid., p. 95.
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