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426 PABLO REDONDO SÁNCHEZ te se está41. La vida ofrece una cierta comprensión de sí misma y esta direccionalidad de sentido no se puede interpretar exclusivamente de manera teórica. Por esta razón, en el curso dedicado a san Agustín, en medio de un párrafo no del todo comprensible en tanto que en el manuscrito hay tres palabras que no se pueden leer, Heidegger habla de la «intencionalidad existencial»42. La familiaridad que la vida muestra consigo misma por el hecho de vivir y de vivirse al mismo tiempo no apunta en la línea del cono­ cimiento, sino que más bien viene fundamentada por una relación intencional previa en la que sujeto y objeto han dejado de jugar un papel. La familiaridad queda determinada por el «ir con» espontá­ neo, es decir, la imbricación del yo con lo vivido es tal que la dis­ tancia desaparece y los distintos comportamientos sólo se pueden describir dentro de este esquema de correlación. 4. LA FILOSOFÍA COMO FORMA DE VIDA Hasta este momento hemos visto que la vida no es sólo algo que cada uno de nosotros poseemos, sino que, siendo ella misma, tenemos una. cierta comprensión previa de nuestro estar en el mundo. En última instancia, la noción de intencionalidad, tal como la ha presentado Heidegger, es la que ha permitido hablar de este modo. La tarea de la fenomenología (filosofía) como ciencia origi­ naria consiste en hacer explícita filosóficamente la precomprensión que la vida tiene de sí. La hermenéutica de la facticidad consiste precisamente en que la vida se haga transparente a sí misma 43. Con el fin de que la filosofía no considere la vida fáctica como su objeto, con la meta de que la primera no establezca una distancia objeti- 41 En el semestre de verano de 1923 esta idea queda recogida en un término fundamental a partir de este momento: «Cuidar es ser-en-un-mundo y no se puede interpretar como un acto en la conciencia», Ontologie. Hermeneutik der Faktizität, o. c., p. 102. 42 Augustinus und der Neuplatonismus, o. c., p. 251; 147 de la traducción española. 43 Sobre la importancia de la «autotransparencia», cf. Hans-Georg G a d a m er , «“Heideggers theologische” Jugendschrift», en Dilthey-Jahrbuch, 6 (1989) 232.

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