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LA VIDA Y SU LENGUAJE INTENCIONAL.. 425 lo que va a permitir hablar a Heidegger de una hermenéutica de la facticidad37. La estructura de los comportamientos como algo en lo que la totalidad de la realidad humana queda implicada y no como un rasgo propio de la conciencia se puede describir con un esque­ ma intencional. La copertenencia que muestran la vida y lo vivido, el hecho de que haya una correlación entre los comportamientos y los objetos, entre el sí mismo y el medio38, es algo que no necesita una actitud, posición o mirada posterior para salir a la luz, sino que, de un modo previo, prerreflexivo, forma parte de la comprensión que el vivir tiene de sí. La intencionalidad tiene de este modo un carácter fundamental, último, y por esta razón Heidegger niega que sea algo que haya caído del cielo, como si no expresase nada de la estructura de la propia facticidad 39. Si la vida, nuestra vida en cada caso, no tuviese esta estructura, sería imposible ir más allá de consi­ derar las vivencias como algo clausurado e interior. La intencionali­ dad posibilita precisamente la apertura. En uno de los cursos de reli­ gión se puede leer lo siguiente: «Experienciar la posibilidad, vivir en lo abierto, mantener abierto, abrir propiamente. Preestructuración- “intencionalidad”»40. La dynamis de la vida es considerada por Heidegger sobre el fondo de la intencionalidad interpretada no teoréticamente. Los com­ portamientos vitales no se pueden describir únicamente bajo la pers­ pectiva de un esquema sujeto-objeto. Heidegger puso el acento en la necesidad de neutralizar este binomio dirigiendo la atención prefe­ rentemente al aspecto relacional de las vivencias. En este sentido que­ ría mostrar que de éstas sólo se puede decir algo en tanto que son intencionales y, por otro lado, que en la intencionalidad que estaba manejando quedaba implicada toda la realidad humana, que la inten­ cionalidad no sólo es algo que juegue un papel en los momentos en que se adopta una actitud diferente a aquélla en la que habitualmen- 37 Cf. Ramón R o d ríg u e z, La transformación hermenéutica de la fenomenolo­ gía, o. c., p. 131s. 38 Cf. Grundproblerne der Phänomenologie (1919-20), o. c., p. 158. 39 Cf. Phänomenologische Interpretationen zu Aristoteles, o. c., p. 131. 40 Augustinus und der Neuplatonismus (semestre de verano de 1921), editado por Claudius S tru b e en Phänomenologie des religiösen Lebens, o. c., p. 248. De este curso hay traducción española de Jacobo M u ñ o z, Estudios sobre mística medieval, Editorial Siruela, Madrid 1997, p. 143.

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