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400 FRANCISCO DE ASÍS CHAVERO BLANCO sobre todo, el fruto de la gracia, porque Dios fijó su mirada en él, le levantó, como al desvalido del polvo, de la vida contaminada del siglo y le convirtió en seguidor y heraldo de la perfección evangélica para dar testimonio de la luz y preparar para el Señor en los corazo­ nes de los fieles un camino de luz y de paz 185. Una de las ideas maestras de toda la Legenda está aquí: Fran­ cisco es el fruto de la gracia que Dios suscita, y lo suscita con una misión eclesial, análoga a la de Juan Bautista: preparar un camino al Señor e ilum inar a los que yacen en tinieblas y sombras de muerte. El camino que Francisco ha preparado al Señor es el del retorno al Evangelio 186. Con ello, Buenaventura sí asume, al menos en parte, la interpretación de la vida franciscana de las car­ tas del cardenal Jacobo de Vitry, con el recurso a la tipología del Bautista para describir la vida de los primeros frailes 187, cuya vida evangélica no es una nueva Regla, sino la restauración de la anti­ gua, sacada de la postración y renovada en una forma de religión 185 «In ipsum namque, ut vere pauperculum et contritum, tanta Deus excelsus benignitate condescensione respexit, quod non solum de mundialis conversationis pulvere suscitavit egenum, verum etiam evangelicae perfectionis professorem, ducem atque praeconem effectum in lucem dedit credentium ut testimonium perhibendo de lumine, viam lucis et pacis ad corda fidelium Domino praepararet», Leg. Maior, prolg. 1 (VIII, 504; AF X, 557). 186 Desde otra perspectiva ha sido analizado el prólogo de la Legenda Maior. Cf. L. P ellegrini , «Il ruolo “profetico” di Francesco d ’Assisi. Analisi sincronica del pro­ logo della Legenda Maior», en E. Covi, Francescanesimo e profezia, Istituto Frances­ cano di Spiritualità, Pontificii Ateneo Antonianum 8, Roma 1985, 153-187. 187 Cf. R. B. C. H u y g e n s , Lettres de Jacques de Vitry . Leyden I960, 76. La interpretación del cardenal de Vitry, que presentaba la vida franciscana de acuer­ do con el modelo de la koinonia de la primitiva Iglesia (cf. Lettres 131-133), no llegó a imponerse, dado que la Orden leyó su propia experiencia desde las claves de perfectio evangelica centrando esta idea en el seguimiento del Señor, no quiere Vitry en el modelo de Hch 4, 32, sino en la misión de los discípulos. Sobre este tema, cf. D. V L a p sa n sk u , Evangelical perfection. An Historical Examination o f the Concepì in the Early Franciscan Sources, Franciscan Institute Publications, Theo- logy Series n. 7, St. Bonaventure, New York 1977), 31-51. Era una idea común en los movimientos pauperísticos de la Edad Media. Para la historia de estos movi­ mientos continúa siendo clásica la obra de H. G r u n d m a n n , Movimienti religiosi nel Medioevo. Ricerche sui nessi tra l ’eresia, gli O rdini m endicanti e il movimento religioso femm enile nel xii e xin secolo e sui presupposti storici della mistica tedes­ ca, Bologna 1970 (la primera edición alemana es de 1933).

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