PS_NyG_2000v047n002p0359_0406

ANTROPOLOGÍA. CRISTOLOGÌA. POBREZA 397 La pobreza nunca es un fin en sí misma. Es un consejo del Señor que facilita el camino para otras virtudes evangélicas: mortifi­ cación de la carne y abnegación de la voluntad, viviendo en una desposesión total de cosas materiales 174. La pobreza hace conocer al hombre su propia condición humana, ya se trate de una naturale­ za íntegra (natura instituía) o de una naturaleza caída (natura lapsa), porque realmente el hombre ha sido creado en estado de pobreza. Ha sido creado desnudo y de haber permanecido en el estado original no se habría apropiado nada; en la situación salvífi- ca actual, el hombre desnudo nace y desnudo muere 175. La pobreza se sitúa en el corazón mismo de la espiritualidad del Nuevo Testamento, cuya ley es el amor. Esta ley, a diferencia de la antigua que prometía bienes temporales, ensena el rechazo de estos bienes 176. El fundamento de la ciudad de Dios es la caridad perfecta, que excluye toda codicia. Si en la raíz del mal está la codicia, la raíz y el principio de la perfección es la altísima pobreza 177. Si la pobreza hacer revertir a la verdadera condición creada del hombre y el también principio de la perfección evangélica dispone también a la gracia activa y contemplativa, aquélla ordena las cosas de aquí abajo, ésta se dirige hacia el cielo. La pobreza dispone a la con- 174 QQ de perfectione evangelica q.2 a 1 conci. (V, 129). La expresión: «cum nihil sibi retineat, nec domum nec locum nec aliquam rem« parece inspirarse en san Francisco: «Fratres nihil sibi approprient, nec domum, nec locum nec aliquam rem», Regula bullata 6, 1, en K. E sser , Die Opuscula des hi. Franciskus von Assisi. Neue texkritische Edition, Spicilegium Bonaventurianum XIII, Grottaferrata 1976. 175 Cf. QQ De perfectione evangelica q.2 a 1 conci. (V, 129). Sobre las relacio­ nes entre antropología y pobreza, cf. H. F. S chalüch , Armut und Heil..., 69-108. 176 Las diferencias entre la ley antigua y la nueva las analiza detenidamente Buenaventura en 3 Seni d.40 a u q.1-2 (III, 885-890), donde hace una constante refe­ rencia al amor de Dios revelado en Jesús, señalando los contrastes entre el episodio narrado en Ex 9, 16 ss. — «Lex vetus data fuit cum clamore magno et timore»— y el sermón de la montaña: «Lex autem Evangelii data est cum magna benignitàte et dul- cedine, quoniam ipse Rex regum, in medio discipulorum sedens, docebat eos dicens: Beati pauperes spiritu», 3 Sent d.40 a u q.l conci. (III, 885). 177 «Si igitur fundamentum perfectionis civitatis Dei principaliter consistit in caritate; el illa potissime est perfecta, quando omnis excluditur cupiditas; hanc autem cupiditatem omnino foras mittit qui omnino omnia reliquit re et volúntate; sciut radix omnium malorum est cupiditas, sic radix et principium perfectionis est altissima pau- pertas», QQ de perfectione evangelica, q.2 a 1 conci. (V, 129).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz