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302 FELIPE F. RAMOS Dejarlo en simple designación perifrástica: «yo» o «un hombre como yo» tenía en contra suya serios obstáculos e impedimentos: — la expresión resulta tan misteriosa como el que la pronun ció; — el contexto es aceptable: el perdón de los pecados está en la trayectoria de Jesús; — el «yo» o «un hombre como yo» no justificaría las palabras que acababa de pronunciar. Nadie le tenía en aquel tiempo por el Hijo del hombre o por el Hijo de Dios; — atribuir la escena a la creación de la comunidad origina más problemas que resuelve. 2. El Hijo del hombre y el sábado (El sábado al servicio del hombre y no viceversa). El contexto es el mismo, pero las diferencias saltan a la vista: Los tres Sinópti cos colocan la frase como conclusión de la escena de las espigas arrancadas en sábado. Marcos ha introducido la frase «el sábado ha sido hecho para el hombre» y añade la sentencia en cuestión «el Hijo del hombre es dueño del sábado», considerándola como justificativa de la libertad que el hombre tiene para actuar en sábado. Una solu ción sería colocarla antes de lo afirmado sobre el hombre. Pero el problema no quedaría resuelto: el cambio de lugar de los versículos en este orden: 28.27 seguiría creando problemas, porque el Hijo del hombre en Marcos designa a Jesús. Aceptamos la opinión de Schmithals: el evangelista utiliza la duplicidad de sentido de Hijo del hombre. ¿Con qué finalidad? Para contextualizarla dentro del «secreto mesiánico»: en las pala bras no mesiánicas del Hijo del hombre, en Jesús y en la comuni dad pre-pascuales se prepara el lugar adecuado para situar las afirmaciones sobre la identificación de Jesús con el Cristo y con el Hijo del hombre. Sintéticamente cabe destacar los puntos siguientes: 2. 1. La vida y actuación de Jesús —al menos públicamente— no fue mesiánica o, al menos, no fue explícitamente mesiánica, aun que se considerase como la última intervención de Dios en la historia.
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