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354 FELIPE F. RAMOS nación de sus condenadores por él mismo, en cuanto juez escatoló- gico, en cuanto Hijo del hom b re42. 6.°) La imaginería apocalíptica. Lo anunciado apocalíptica mente para el futuro comienza a hacerse realidad en el presente. Pero este presente histórico es incapaz de contener todo el signifi cado de lo absoluto. Por eso, las imágenes conservan su significado como símbolos de las realidades eternas, las cuales, aunque pene tran en la historia, no se agotan nunca en e lla43. El Hijo del hombre ha venido, viene y seguirá viniendo. Estas formas de futuro son simples acomodaciones de lenguaje. El cómputo divino del tiempo no coincide con el de la cronología humana. En Dios no hay un antes ni un después. Lo mismo ocurre con la venida del Hijo del hombre en las nubes del cielo «a partir de ahora». Vino, viene y vendrá. Y esta venida permanente coincide con el «hoy» de Dios, se cronologuiza y se personaliza en el encuen tro del hombre con él, y en su actitud y opción por él o en su con tra. El juicio final o el tiempo último es intemporal. Se temporaliza en el decurso del devenir humano y de la historia individual. Lo único seguro anunciado por Jesús en esta cuestión es la venida del reino de Dios. Las formas de su venida y el cuándo de la misma son presentadas recurriendo al módulo de las realidades humanas. Jesús, con su presencia y con todo lo queella significa,incluida su resu rrección, convirtió en realidad elmundo nuevo, el reino de Dios. Una posibilidad de gracia o juicio, de bienaventuranza o desdicha, dependientes de la actitud del hombre ante el Reino. Lo que no se puede controlar en la historia por los métodos his tóricos es representado como un acontecimiento futuro mediante des cripciones simbólico-apocalípticas. Éstas son siempre funcionales. Se hallan al servicio de la realidad que ellas manifiestan y ocultan. 1.7. Otros proverbios Entre ellos figura como proverbio importante la señal de Jonás: «Esta generación es una generación mala; pide una señal y no le 42 P. Pesch, o . c ., pp. 437-439. 43 C. H. D odd, o . c ., pp. 106-107.
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