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EL HIJO DEL HOMBRE 337 relato ofrecía el «me». En el texto se destaca: el conocimiento del traidor que figuraba entre los suyos (v. 21), así como el dolor de Jesús por el «cómo» de la entrega. El versículo 48 no sólo completa la escena de Getsemaní, sino que es parte integrante del dolor, no sólo crítica o amonestación por el rechazo. El Hijo del hombre es secundario , aunque pre-lucano y está en la línea de la sustitución del «me», como en Le 22, 21. 1.13. Otros textos paralelos Los paralelos de Mateo en relación con la cena y con la entre­ ga (Mt 26, 24.45) son coincidentes con los de Me 14, 21 y 41, ya tra­ tados. En cuanto al de Le 22, 22, citado literalmente más arriba, no menciona la Escritura, sino lo establecido. En todo caso la compleji­ dad de la cuestión exige una contextualización más amplia: a) Mateo es el único que establece la identificación de Judas (26, 25: el verso es propio de Mateo y refleja la confrontación per­ sonal y directa entre el traidor y el traicionado. «¿Soy yo?». «Tú lo has dicho»; b) En Mateo la escena tiene lugar antes de la institución de la eucaristía; en Lucas esto ocurre después de la institución y lo mismo en Marcos; c) En Marcos preguntan los discípulos; en Lucas se preguntan unos a otros; d) Ambos lo sitúan en el contexto de la cena. Lo convierten en una amonestación para la celebración eucarístiga de la comuni­ dad. De este modo (Le 22, 23; Me 14, 29) se pregunta a los discípu­ los posteriores: — Si quieren ser fieles a Jesús o le van a traicionar. — Por eso no se menciona el nombre del traidor; el texto se refiere a todos. — El «mirad», «he aquí» (= la mano del que me entrega está con­ migo a la mesa) presupone el anuncio de la traición y establece el contraste entre la traición del compañero de mesa y la entrega susti­ tutoria de Jesús ya anunciada (= «no comeré más la pascua...»).

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