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EL HIJO DEL HOMBRE 331 los paganos, los ultrajes... pertenecen al relato de la pasión. No es preciso pensar en una tradición particular. El evangelista ha formulado esta tercera predicción de la pasión como una contrarréplica a un falso discipulado representado en las apetencias de los hijos del Zebedeo y en la reacción de los demás. Dicha contrarréplica, formulada posteriormente, se halla sintetizada en la afirmación sobre la finalidad y objetivo de los seguidores de Jesús que, a ejemplo del Hijo del hombre, deben pensar en servir a los demás, no en ser servidos por ellos. Las precisiones particulares mencionadas se hallan reunidas intencionadamente (v. 32) para poner de relieve la distancia entre Jesús y los doce; que el camino de Jesús debe ser también el de sus discípulos, como la Iglesia vive sólo desde él y por él, quiere subra­ yar que debe actuar como él (esto no lo entendieron los discípulos: 10, 35ss.: beber el mismo cáliz significa correr la misma suerte...). Ésta sería la primera intención «eclesiológica». En relación con la intención «cristológica» acentuar que es Jesús quien tiene y retiene la iniciativa; que sus enemigos, aparentemente tan fuertes, son en realidad instrumentos de Dios; que Dios actúa como actor principal en el acontecimiento de la pasión; que sólo en el seguimiento los discípulos se hallan en el camino de Jesús. El sentido del sufrimien­ to del Mesías se desvela únicamente ante la obediencia de la fe. La intención cristológica centra su aspecto soteriológico en el versículo 45 (remitimos a él). Probablemente el Hijo del hombre suplantó al «yo», como lo demuestra el paralelo de Lucas, que pare­ ce más original y se referiría al Jesús terreno (= «Porque, ¿quién es mayor, el que está sentado a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está sentado? Pues “yo” estoy en medio de vosotros como quien sirve», Le 22, 27). Se trata de una composición justificada desde la necesidad de explicar el valor expiatorio de la figura del Hijo del hombre: la uti­ lización del versículo en cuestión, como los textos de Me 2, 10.28 y los relatos de las «predicciones», así como el hablar del Hijo del hombre... sirven para presentar la epifanía secreta de la mesianidad de Jesús. Marcos pretende afirmar que el Hijo del hombre sufre una pasión cristológico-soteriológica: la pasión alcanza su culminación en la entrega de la vida; el entregar la vida hace referencia al mar­ tirio (IMac 2, 50; 6, 44); el rescate (= lytron) implica la idea de libe-

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