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EL HIJO DEL HOMBRE 327 El paralelo de Lucas (9, 22) sigue fielmente a Marcos: No debe excluirse que los discípulos o los seguidores inmedia­ tos de Jesús, ya antes de la pascua, llegasen a la convicción de su mesianidad 29. Sería en todo caso una concepción falsa, la común de la época, y que Jesús debía corregir: «Es preciso que el Hijo del hombre padezca mucho, y que sea rechazado de los ancianos y de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y sea muerto y resucite al tercer día». En este texto de Le 9, 22 tendríamos dicha corrección en la línea de Me 8, 31. La mesianidad de Jesús no puede separarse de la pasión, muerte y resurrección del Hijo del hombre; lo contrario sería tergiversarla. La predicción se fundamenta en la «necesidad» establecida por Dios. Antes de que dicho imperativo se cumpla, no puede ser anun­ ciada clara y plenamente su mesianidad (v. 21: después de la confe­ sión de Pedro, Jesús les prohíbe que se lo digan a nadie). Y es que, efectivamente, la triple predicción de la pasión alcanza su finalidad en la resurrección, pero tiene su fundamento en la necesidad esta­ blecida por Dios (= dei). A la acción de los sanedritas se contrapo­ ne la acción de Dios. Ésta se acentúa más en Lucas que en Marcos. En Lucas Jesús es «el Cristo de Dios», acentuando más, mediante la unión del regente y del regido (Dios y Jesús), el aspecto histórico- salvífico (Le 24, 26: «¿No era necesario que el Mesías padeciese esto y entrase en su gloria?»). Esta trayectoria es la que deben seguir sus discípulos (Le 9, 23- 27). Sin la realización llevada a cabo por Jesús, sería incomprensible dicha confesión por parte de los discípulos. El mismo contexto se presupone en la conexión de los dos tex­ tos siguientes: «Pero antes ha de padecer mucho y ser reprobado por esta generación» (Le 17, 25), y «Estad atentos a lo que voy a deci­ ros: El Hijo del hombre ha de ser entregado en manos de los hom­ bres» (Le 9, 44). Entre ambos textos existe una conexión y también con el anun­ cio de Marcos, pero el texto de Lucas es más primitivo, no es tan 29 R. P esch , o . c ., en el comentario a la escena de la «transfiguración»,

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