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EL HIJO DEL HOMBRE 325 1.5. O riginariamente fue un relato pascual que informaba de una aparición del Resucitado. Esto se hace más claro si tenemos en cuenta que, en su primer estrato, el Evangelio de Marcos no conte nía ninguna narración de la resurrección vinculada a las apariciones. Las que nos narra en el estado actual son claram ente una adición sintética que pareció necesario añadir como «complemento» del Evan gelio, de un Evangelio «sin apariciones» que pareció incompleto. La p red icación -anuncio de la gloria de Jesús se haría posible únicam ente en la comunidad postpascual, que también sabía «algo» de la cruz. Como hemos insinuado más arriba, en el texto presente sólo se habla de la resurrección, sin referencia a la pasión-muerte, lo cual es tanto más significativo cuanto muy poco más abajo, en el verso 12, son mencionadas las dos. Esto no puede ser debido a la casuali dad. Es intencionado. Y obedece a que la resurrección evocaba la predicación de Jesús, no así la crucifixión. La formulación recuerda a Me 8, 31. Toda la gloria (no olvidemos el contexto en el que esta mos) de Jesús: milagros, predicación desconcertan te, experiencias visionarias (aunque no me gusta llamar así a la que tuvieron los dis cípulos en la transfiguración), únicamente son un signo que apunta a la cruz de Cristo como medio de la predicación pública estableci da a partir de la pascua 27. 1.6. Estas frases significan, en la intención de Marcos, un movi miento o trayectoria que va de la teología de la gloria a la teología de la cruz. Sin ellas, la escena de la transfiguración podía ser tergiversa da. Las afirmaciones de la victoria (Me 9, 1.2-3) son unidas e interpre tadas a través de Me 8, 31 y 9, 12. Con ellas no se explica la pasión, pero se la sitúa en claro paralelismo a la suerte del Bautista-Elías en cuanto establecidas po r Dios y, por consiguiente, necesarias. A diferencia de otras imposiciones de silencio, ésta nos ofrece la garantía de habe r sido obedecida (sólo están implicados en ella tres discípulos) y tiene establecido un tiempo limitado 28. 1.7. Otro de los textos cercanos, al que hicimos referencia más arriba, es Me 9, 12: «Él les dijo: “Cierto que Elias, viniendo primero, 27 E. S ch w eizer, o. c., p . 65. 28 J. P. M eier, «Jesús», en The New Jerome Biblical Commentary, p p . 1324-1325.
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