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EL HIJO DEL HOMBRE 297 expresión: «Dn 7 parte de lo que es aparentemente un texto mitológi co cananeo: un dios joven recibe el poder; es descrito como «uno semejante a un hijo del hombre; lo recibe de un dios más antiguo que es presentado como “un anciano de muchos días”»(Dn 7, 9-10.15- 14). El autor se interesa particularmente por Dn 7, 13-14. Esta des cripción del poder del dios joven es interpretada por el autor de Daniel como el don de la gloria de Dios a una figura simbólica, a «uno semejante al Hijo del hombre». Y esta figura representaría a los mártires macabeos (Dn 7, 27)2. A modo de síntesis: Después que se desarrolló la idea de que Jesús estaba en el cielo a la derecha de Dios y que vendría desde allí como redentor apocalíptico comenzó a utilizarse el título de Hijo del hombre ampliándolo a otros dos contextos: en la apologética de la pasión y en la reflexión sobre el significado de su ministerio terreno. Titulamos el presente apartado como «Producto de la fantasía oriental». Después de lo expuesto no se necesitan pruebas que jus tifiquen este título: Jesús no conoció la expresión «Hijo del hom bre» ni, por supuesto, pudo referirse a su persona con ella. Consi derado el tema desde la especulación presentada y anunciando otras que en poco o en nada se contraponen a ella para mejorarla, nada tiene de particular la fina ironía con la que se expresa Paul Winter: «Si la interpretación que Perrin hace de la frase Hijo del hombre es correcta (y viene apoyada por el estudio de Vermes sobre el uso lingüístico de bar nash(a) en arameo judío —aunque en su momento se verá que esto no es exacto—), no debemos buscar el origen del mito en Irán, en Judea ni en Ugarit, sino en las universidades alemanas» 3. II. EL CAMINO INVERSO ES EL ACERTADO La conclusión inevitable del estudio de los textos evangélicos en los que tiene influencia Daniel nos parece la siguiente: El Hijo 2 N. P e r r in , «Son of Man», en The Interpreter’s Dictionary of the Bible, Supple mentary Volume, pp. 833-836. 3 P. W in te r , Deutsche Literaturzeitung 89 (1968), col. 784. En la recensión que hizo del libro de N. Perrin Radiscovering the Thaching o fJesus.
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