PS_NyG_2000v047n002p0295_0358
EL HIJO DEL HOMBRE 319 11. Búsqueda y salvación de lo perdido (Le 19, 10) El logion es una síntesis de la obra salvífica delHijo del hom bre. No podemos tener seguridad alguna sobre su origen. Lo que sí puede afirmarse es que estamos ante un título (¿ristológico impor tantísimo, fruto, sin duda, de la reflexión teológica. Las palabras de Jesús, ¿dieron pie a dicho título, aunque él las pronunciase a nivel perifrástico de pronombre personal? La escena —situada en casa de un pecador público, como era Zaqueo— es sinónima de la presen cia actuante de la gracia. El contenido coincide con la predicación de Jesús, que se dirigía a los publicanos, que quiere elarrepenti miento y se sitúa decisivamente en la línea del amor. Aunque haya mucho de escenificación en la presentación del episodio, su centro de gravedad refleja la misión del Hijo del hom bre: el máximo responsable de los hombres cuya palabra fue com prometida por la acogida de Dios. La frase conclusiva sobre el Hijo del hombre sólo se hace com prensible a la luz de las parábolas de la alegría y de la misericordia (Le 15, 1-32). Aun contando con su proximidad, no es suficiente el recurso a los siguientes textos del AT: «¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice al Señor, Yahvé, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?» (Ez 18, 23). «Buscaré la oveja perdida, traeré la extraviada, vendaré la per niquebrada y curaré la enferma...» (Ez 34, 16). Esto significa que ha sido formulada por Lucas. Está en la más pura línea lucana, y confiere el estilo lucano al logion de Me 10, 45: «Pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida para redención de muchos». Esta trayectoria del Hijo del hombre —aunque se le dé otros títulos es igual— se expresa explícitamente en otros textos del NT: «Cierto es, y digno de ser recibido por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero» (ITim 1, 15). Siendo esto así el hablar de los pecadores y de su salvación debió pertenecer necesariamente al argot de Jesús (Le 15, 1-2; 7, 50: «tu fe te ha salvado; vete en paz»). Toda la actuación terrena de Jesús
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz