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EL HIJO DEL HOMBRE 309 comunidad reflejada en los textos procedentes de Q; como conse­ cuencia, participar con él de su apatridismo tendría su justificación en la esperanza de que el Hijo del hombre es el juez ante quien se decide la suerte del hombre. Esto sin pensar que el apatridismo puede estar justificado desde la sentencia paulina: «Porque somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos al Salvador y Señor Jesu­ cristo» (Fil 3, 20). ¿Se establecería de nuevo la «contradicción» entre Jesús (apátri- da) y el Hijo del hombre digno de seguimiento? Esto podría justifi­ car el título de Hijo del hombre como secundario, fruto de la elabo­ ración teológica que lo habría introducido en el texto en lugar del «yo». No obstante, siempre debe contarse con su utilización original, aunque sin el sentido «titular» hasta que llegó el momento de la refle­ xión teológica. Si se acepta el título sobre el fundamento de las afirmaciones sobre la Sabiduría, entonces estaríamos en el terreno cristológico y no en una referencia al reino de Dios 13. 5. Im p erdon ab ilidad del p e c a d o contra el Espíritu Santo (Mt 12, 32; Le 12, 10) El título no es adecuado. No se aborda directamente la acción contra el Espíritu Santo sino que el centro de interés, como es lógi­ co, es el Hijo del hombre. Mateo se halla influenciado por la fuente Q, como Lucas y, además por Me 3, 29, que sólo transmite la segun­ da parte y silencia lo relativo al Hijo del hombre. 5.1. Interesa situar el logion en el contexto respectivo: Mateo distingue dos sentencias: «Por esto os digo: Todo pecado y blasfemia les será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no les será per­ donada» (Mt 12, 31). «Quien hablare contra el Hijo del hombre será perdonado; pero quien hablare contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este siglo ni en el venidero» (Mt 12, 32). 13 J. G n ilk a , o . c ., p . 311.

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