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304 FELIPE F. RAMOS recurriendo a una expresión que todavía no era «titular» —él la con­ virtió en título — y m an ifestar dicha dignidad mediante la fusión de dos tradiciones originariamente distintas. Al entrar ambas en la comunidad cristiana se unieron, se identificaron y se enriquecieron. 2.6. A modo de síntesis y de conclusión digamos lo siguiente: El texto destaca la autoridad de Jesús y su libertad. Éstas únicamen­ te son comprensibles desde su conciencia de poseer el Espíritu. En el texto subyacen los debates de la comunidad (intención polémica). El texto más original es el del versículo 27. En él se refle­ jan los conflictos sobre el sábado (lo cual apunta al Jesús terreno, al menos como punto de partida y de referencia). Este contexto justifi­ ca su autenticidad. Jesús coloca al hombre por encima de la ley. Fundamenta así la libertad cristiana. El versículo 28 se halla un tanto desviado de su forma y senti­ do originales por la necesidad de haber sido colocado al servicio y como justificación del versículo 27. Éste nos dice lo que la comuni­ dad había aprendido de Jesús: se sentía liberada de la ley, como lo demuestra el arrancar espigas en sábado, que suponía un esfuerzo mayor del autorizado por ella. Por otra parte, ella se sabía respalda­ da por Jesús: lo que él hacía en sábado le manifestaba como dueño del día sagrado y sólo desde su conducta la comunidad actuó en consecuencia. B) A testación d o b le 3. El Hijo del hombre comilón y bebedor (Mt 11, 18-19; Le 7, 33-34) 3.1. La doble tradición coloca el texto presente como una a d i­ ción a la parábola de los niños caprichosos. Una adición interpreta­ tiva. La idea es la siguiente: Esta generación — la palabra tiene nor­ malmente sentido peyorativo de «infidelidad»'— se porta como los niños en sus juegos: no se ponen de acuerdo y cuando unos dicen blanco, otros afirman negro. La misma actitud ha mantenido esta generación frente a los enviados de Dios. Vino (élzen, aplicado por Mateo siempre a Jesús y «extendido» aquí al Bautista para englobar­ lo entre los enviados de Dios) Juan y fue condenado por su ascetis­ mo; vino Jesús y fue rechazado por su liberalismo.

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