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NO HEMOS PERDIDO EL PARAÍSO 223 humana. 4) en función de tal, al pecar Adán, en él pecaron y fue­ ron castigados por Dios todos sus descendientes hasta el final de la historia. Como puede apreciarse, la figura de Adán fue someti­ da, tempranamente en la historia del cristianismo, a un proceso de «historificación» y de «ontologización» en el que quedó inmovilizada para los siglos posteriores. Como resultado de la «historificación» se le dotaba a Adán de una realidad histórica tan cumplida como la que puedan tener Pablo de Tarso o Alejandro Magno. Por el pro­ ceso de «ontologización» la teología cristiana dotaba a Adán un con­ tenido entitativo, denso y transcendente (ontologico) como el que gozaba el «Urmensch» de las culturas iranio-persa, gnóstica o mani- quea; o el «Anthropos» ideal de la filosofía platónica. Aunque luego se procuró dotarle darle una función “cristiana” en la historia de salvación: la de ser anticipo de la realidad del Cristo que había de venir: el Adán primero es «forma futuri». Esta “teología de Adán” no es una entelequia dibujada arbitra­ riamente por nosotros, ironizando sobre textos antiguos. Todavía en la segunda mitad del siglo xx encontramos una «adamología», una “teología de Adán” más solemne y rica de contenidos que la que nosotros acabamos de esbozar. Con claridad de ideas y de expre­ sión, con gran rigor conceptual y terminológico, aunque con pala­ bras distintas, encontramos esta “teología de Adán” en varias «tesis» escolares y escolásticas que reproducimos en esquema. 1. «Adán, antes del pecado, estaba adornado de la gracia santi­ ficante». Afirmación calificada de fe divina y católica, implí­ citamente definida. 2. «Adán, antes del pecado, estaba adornado con el don de la integridad, es decir, de la inmunidad de concupiscencia». Afirmación mantenida como doctrina de fe divina y católica implícitamente definida. 3. «Adán, antes del pecado, gozaba de inmortalidad». Doctrina de fide divina y católica definida. 4. «Antes del pecado Adán gozaba de gran felicidad externa, que incluía el dominio perfecto sobre los seres inferiores». Doctrina, en su primera parte, de fe divina y católica. En la segunda, teológicamente cierta.

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