PS_NyG_2000v047n001p0215_0238

228 ALEJANDRO DE VILLALMONTE antes de Cristo, tendremos que reconocer que este hombre no tenía a su alcance otro medio de expresión para hablar de los temas más vivos de la existencia. La etiología mítica era su único medio de que disponía para vehicular sus creencias y experiencias, y de ser enten­ dido por sus contemporáneos. No disponían de ninguna de las varias ciencias empíricas y positivas de que dispone el hombre actual, y eso sólo desde hace un par de siglos. Era desconocida la historia, en el sentido moderno de este concepto. Menos aún podemos verle hacer filo sofía de la existencia y de los hechos. La reflexión filosófica busca la razón de ser, el origen-causa (a rjé-aitía) de la realidad en direc­ ción del esp acio p rofund o , en el interior esencial, inmanente a las personas, a las cosas y a los sucesos. El mito ejerce esta misma fun­ ción en la dirección del tiempo profundo, originario, primordial. Las cosas son y suceden así y ahora porque así acontecieron in illo tem- pore, en los prestigiosos y divinales orígenes de los hombre y de las realidades en torno al hombre. Por eso la «transgresión» de que habla Gn 2-3 en sí misma, y en todos sus antecedentes, concomitantes y consiguientes, hay que entenderla dentro del contexto propio de esta su cultura mítica y cultural. La «transgresión» de que pueda hablar cualquier mito de los orígenes, en cualquier cultura mítica, sien d o «transgresión» en un tiempo prim ord ial, es an terio r a la historia: protohistórica (urges- chichtlicher), no se opera en el plano de la ética o de la moral» que, por definición, están regidas por el tiempo histórico. La «transgre­ sión genesíaca» tiene, sí, carácter religioso pero como mecanismo o recurso literario para explicar el actual orden en el mundo, en cuan­ to ordenación divina de la creación (pp. 260-261). «La correcta determ inación naturaleza y a lcan c e d e la m etáfo­ ra d e la “transgresión”prim ord ial h a sido impedida, en fo rm a d eci­ siva, p o r la interpretación d el h echo d e “com er del fru to ” en térmi­ nos d e la term inología d e la teología sistemática, com o “ p e c a d o ” “ cu lp a ”, \‘f a l t a ” o “c a í d a ” d e índole moral, cau san te originario d e todos los m ales d e la h um an id a d y d el universo. La interpretación como “c a íd a ” dejó su m arca en el título d e incontables estudios sobre Gn 2-3 , tales como el d e “Sündenfallgeschichte”. Pero la descripción d e “transgresión ”, en tend ida sobre el p lan o d el fo n d o mítico d e las “transgresiones”prim ord iales an áloga s en los textos sobre los oríge­ nes, no implica un ju ic io m oral ni perm iten ser interpretada en cate-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz