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226 ALEJANDRO DE V1LLALMONTE — según tantas traducciones en diversas lenguas— no hay base para elevarlo a la categoría de «paraíso de delicias», con toda la carga ideológica de que goza en la multisecular tradición cristia na. Se trata de una modesta campiña, llanura, vega fértil con agua y arbolado: un “pomar da várzea”, dice en portugués. No hay base textual para hablar del «paraíso» de los ensueños e idealizaciones de siglos judeo-cri&tianos. El autor señala los pasos mediante los cuales el sencillo «jardín» de Gn 2-3 se trasforma en el «paraíso» excelso cultivado por la tradición posterior. El jardín genesíaco ni siquiera puede competir en vistosidad y contenidos con los jardi nes de tantos mitos de otras culturas. En ellos los dioses residen y entran en trato amigable con los hombres primordiales: in illo tempore, en los prestigiosos y divinales orígenes, en la edad de oro, la «aetas aurea» de tantos mitos de las diversas tribus huma nas. El «paraíso» de los cristianos (teólogos y no teólogo) es el resultado del proceso de intensa historificación y ontologización, antes mencionado. El proceso transformador, que comienza ya con el judaismo y se va consolidando en la patrística, hasta reci bir formulación clásica y prestigio por obra de san Agustín.. Seña lado el hecho y el proceso, sería interesante reflexionar sobre los motivos más hondos de tal metamorfosis. Como mensaje que debemos recoger de esta narración mítica es éste: «que a la crea ción del hombre pertenece también el cuidado providencial de Dios por su alimentación» (p. 169). De todas formas, el «jardín» ha sido y seguirá siendo en las diversas culturas, tanto humanistas como religiosas, símbolo perenne del encuentro amigable y amoroso de los hombres entre sí, y de los hombres con la divinidad. Sea como lugar geográfico, sea como espacio interior en el espíritu el hombre 3. Pero si alguien quisiere seguir manteniendo la figura del “paraíso terre nal” sea como «hábitat» delicioso, sea como «situación teologal» excelsa de la primera pareja humana, deberá buscar apoyo en cualquier otro texto, nunca en la narración de Gn 2-3. 3 W. T eicherrt , Gärten. Paradisische Kulturen , Suttgart, Kreuz Verlag 1986.
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