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224 ALEJANDRO DE VILLALMONTE 5. «Adán estaba dotado de ciencia infusa». Afirmación común y cierta entre lo teólogos. 6. «Adán pecó gravemente al transgredir el precepto divino. Con ello perdió el estado de justicia original». Doctrina de fe divina y católica definida 2. Como complemento y guarnición de estos rasgos fundamenta­ les encontramos otros nuevos y variados informes. Y no sólo en los literatos y artistas, sino también en el austero texto escolar que acabamos de citar. Por ejemplo, sobre la ubicación geográfica del paraíso terrenal, en tiempo del hagiógrafo y ahora; sobre el sobera­ no dominio y universal ciencia de Adán en referencia a las realida­ des del universo; por qué procedimientos podría mantenerse dis­ frutando de la inmortalidad; sobre las relaciones mutuas de la pareja, incluida su vida sexual; sobre la vida espiritual de Adán, modelo del “varón contemplativo” que, en el libro de las criaturas leía, con claridad y fruición, los misterios del Creador (San Buena­ ventura). Por fin, el largo discurso sobre la inmensa ruina espiritual y física que el inmenso pecado de Adán habría causado a sus des­ cendientes hasta el final de la historia. Dejemos que literatos y artistas sigan cultivando el símbolo de Adán y de su vida paradisíaca. Como dice Horacio, «pictoribus atque poetis quidlibet audendi semper fu it aequa potestas» = «artistas y poetas gozan de libertad de acción en su trabajo». El mito/símbolo de Adán puede seguir gozando de la inmortalidad cultural de la que ha gozado durante siglos; incluso en nuestra cultura positivista y secularizada, tecnificada. Una teología seria perderá su prestigio si sigue hablando de “la teología de Adán”, en cualquier circunstancia y en cualquiera de sus readaptaciones antiguas o recientes. Observa en alguna parte K. Rahner que los teólogos, cuando han hablado de temas de protología: de los acontecimientos primor­ diales de la historia, del tiempo originario, o bien de temas escatoló- gicos: de los acontecimientos novísimos, con excesiva y lamentable frecuencia se han dejado llevar de la imaginación, han exhibido más 2 I. F. S ag üés , «De Deo creante et elevante», en Sacrae Theologiae Summa, Madrid 1955, t. II, nn. 705- 812; 902-835.

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