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200 LAUREANO ROBLES Beuve, Benvé, Morley, Brandes, etc.— , cómo su talento era el de hacer el discurso resumen y crítica de críticas —me confesó no haber podido leer el Obermann, al que dedica dos o tres páginas— , cómo bajo la pompa oratoria de su estilo, es frío; cómo la religión era para él un género literario; cómo, a las veces, se entretenía en borrar con el jopo la huella de sus pasos, etc. Y luego todo lo mucho bueno que le debemos. La verdad pura»6. Y días más tarde, el 24, volvía a hacerlo de nuevo: «Supongo que escribirá usted algo sobre D. Marcelino cuando pase el aluvión de las obligadas cabeza das de duelo. Yo pienso hacerlo como hice con Costa, pero para decir, como entonces, la verdad»7. El artículo de Unamuno sobre don Marcelino, anunciado en las cartas a Azorín, está en sintonía con lo dicho en ellas. Azorín, más comedido que Unamuno, se limitó a analizar la figura de don Marce lino desde la crítica erudita, sin entrar en valoraciones psicológicas ni interpretativas. Sarasola, por su parte, se atrevió a decirle a Unamuno por qué con don Marcelino no afrontó ciertos problemas del conoci miento; o desdeñó otros del mundo monista, dualista o evolucionista; o, por qué pasó por alto el valor de la vida humana y no quiso acor darse de las complejidades del espíritu contemporáneo; aspectos que, sin duda, hubieran tocado facetas fundamentales de su quehacer inte lectual. Para el P. Sarasola, don Marcelino no desconoció, ciertamen te, las nuevas manifestaciones estéticas y literarias que se estaban dando en sus días, «pero le faltó el calor del alma para abrazarlos, para fundirse al beso de las emociones que las corrientes del pensa miento contemporáneo producen en almas esteta y aptos en apro piarse todos los sentimientos humanos». Y termina diciéndonos: «Es una tacha grave y esencial que no dejo de reconocer a pesar de mi profunda admiración por el ilustre escritor». La segunda de las cartas está escrita desde New York por el P. Jo sé de Sarasola, el 24 de enero de 1930; carta en la que va incluido el texto inédito de Unamuno sobre san Francisco. El año anterior, 1929, el P. José había prologado la vida de San Francis- 6 A zorín -U namuno , Cartas y escritos complementarios. Introducción, edición y notas de Laureano Robles. Valencia, Generalitat Valenciana, 1990, pp. 113-114. 7 O. c., p. 119.
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