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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR.. 15 a pensar que a veces se confería el sacerdocio a los monjes como en nuestros días se concede un canonicato honorario a un sacerdote dis­ tinguido» 13. En pocas líneas he intentado sintetizar la evolución de la vida religiosa que, como ha quedado expresado tiene un origen monacal y eminentemente laico. Posteriormente y con la evolución de la Iglesia, la vida claustral se irá estructurando desde una visión mucho más clerical fruto de la misma distribución jerárquica en la vida social y en la Iglesia, donde el abad tiene que ser un sacerdote. La distribución y servicios en la vida monacal se ve configurada desde la ordenación sacerdotal o la ausencia de la misma. Hacia finales del siglo VII (primero en Inglaterra y luego en todo el continente) se denomina Fraternidad 14 a una específica unión entre diversos monasterios con la intención de una ayuda común. Al principio se trataba de asociaciones de oración y de caridad (oración por los difuntos de los monasterios asociados...), posteriormente se entenderá también la ayuda material. Los mon­ jes que se encontrasen en viaje eran acogidos en los monasterios asociados que hubiese de camino, no como huéspedes sino como hermanos, eran cubiertas sus necesidades materiales... En la época de Pedro el Venerable (1122-1156), Cluny contaba en su fraterni­ dad con 314 asociados. En la misma tradición occidental del Císter y La Cartuja está muy presente la dimensión laical. Prueba de ello, es el trabajo manual como una actividad propia de todos los monjes y un medio de consolidación de la vida monástica 15. Poco a poco, se identifica monje y clérigo, y los laicos comienzan a ser minusvalorados y con­ siderados como monjes de segunda clase. 2.3. ORIGINALIDAD DE LA VIDA RELIGIOSA DE FRANCISCO La segunda mitad del siglo XII es «una de las épocas más ten­ sas y más atormentadas de la historia de Europa y de la Iglesia occi- 13 G. M. C olom bás , o. c., 141. 14 Cf. G. R occa , «Fraternità», en Dizionario degli Istituti di Perfezione, IV, Roma 1977, 794. 15 Cf. E. M irones D íez , «Nómadas o sedentarios», en Cistercium 50 (1998) 267-304.

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