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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR. 63 uso de la Orden, a la cual los otros hermanos sacerdotes asistan; teniendo en cuenta que esta fue la mente y enseñanza de nuestro padre san Francisco. Por tanto, ordenamos que los superiores a nin guno de los otros sacerdotes obliguen a celebrar, excepto en los días solemnes o en tiempo de necesidad. Y con mucho cuidado vigilen los superiores de no recibir trigésimos ni otras misas, para que a los sacerdotes no se les imponga la necesidad de celebrar la misa. Guár dense totalmente los superiores de ser llevados por una mala codicia invitando a celebrar misas a los pueblos, eremitorios y lugares donde, para de esta suerte recibir de ellos limosnas y otras cosas. Finalmente ordenamos y determinamos que de ningún modo se obli guen a celebrar misas por los seculares; y si alguno quiere que noso tros le digamos la misa , prudentemente se le responda, que nosotros rogaremos a Dios por ellos en las misas, en el momento de la colec ta se puede hacer referencia para satisfacción suya. Pero evítese totalmente recibir limosnas por misas u oraciones. Pero si ofrecie ran pan, vino u otras cosas necesarias sepodrán recibir como limos nas dadas po r quien no pidiese oraciones. La misa y la oración deben ser ofrecidas de un modo simple y perfecto por caridad que es Dios» 145. Al mismo tiempo que recogían la visión de Francisco en la Carta a toda la Orden (30-32) estaban poniendo freno a cualquier tipo de servicio que, indirectamente, les obligase a abandonar su 145 «Ut una duntaxat missa in conventu quotidie celebretur, iuxta antiquam Ordinis consuetudinem, cui alii sacerdotes assistant; praesertim cum ea fuerit sancti patris nostri Francisci mens et admonitio. Idcirco superiores neminem ceterorum sacerdotum celebrare cogant, praeterquam in diebus solemnibus, seu in tempore neccesitatis. Ac summo studio invigilent, ne missarum trigésimos, sive alium missa- rum numerum celebrandum recipiant, ne sacerdotibus celebrandi necessitas impo- natur. Caveant quoque omnino superiores, ne prava cupiditate ducti, populos ad eremos ac monasteria missarum celebratione alliciant, ut pro iis eleemosynas ab ipsis accipiant. Denique id statuimus ac ordinamus, ut nullo modo se ad missas pro sae- cularibus celebrandas obstringant. Quod si quispiam a nobis missam celebrari petie- rit, prudenter ei reponderi poterit, nos pro eo in missis Deum rogaturos, tum in missa collecta pro eo addatur, ut illius devotoni satisfiat. Quod si interdum missam ex charitate pro aliquo celebrari contigerit, penitus pro ipsa, aut orationibus, pro quocumque persolitus, pretium aut eleemosynam recipi prohibemus; quod si is panem, vinum aut aliud ad victum necessarium attulerit, ea non secus recipiantur, quam si nulla pro eo oratio facta esset. Missa enim et oratio pure ac simpliciter ex charitate Deo offerri debent»; Const. 1529, n. 6, en / frati Cappuccini, I, n. 87.
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