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sombrone, conscientes de la necesidad y mostrando un gran heroís­ mo, abandonan su retiro y se entregan al cuidado de los apestados. Por la gran caridad que mostraron en la atención de la gente, Cata­ lina Cibo les tomará gran estima y afecto. Ella misma vivirá el dolor de la peste ya que una de las primeras víctimas de la peste fue su esposo Juan María Da Varanno. Y será éste el motivo, por el cual, dicha duquesa atenderá especialmente a su protección. La duquesa había mostrado ya con anterioridad la preocupación e interés per­ sonal de colaborar en los movimientos de reforma de la Iglesia, especialmente vivos en estos años 128. El pequeño grupo, por su parte, comenzaba a ver la necesidad de dar una consistencia oficial a su vida, que sólo estaba unida por las pretensiones de un ideal, pero que se encontraba totalmente desprovista de cualquier amparo como institución. Eran muchos los observantes que se les acercaban deseosos de vivir este tipo de vida. Muchos de ellos, con la firme intención de vivir una vida más radical pedían insistentemente a los hermanos Tenaglia poder compartir con ellos el propio estilo de vida que estaban llevando. Todo esto estimula definitivamente a Ludovico para buscar la manera de constituirse como una congrega­ ción independiente. 3.1.1. La bu la «Religionis zelus» Parece factible que Ludovico acompañase a la duquesa a Viter­ bo, cuando ésta va a visitar a su tío el papa, que se encuentra allí a consecuencia del saqueo de Roma (1527). Ludovico pide al papa, en un escrito preparado con anterioridad, la aprobación de una nueva congregación bajo la Regla franciscana. El fraile presenta al pontífice las líneas programáticas de dicha congregación, que no tiene ni nombre ya que su única pretensión es vivir radicalmente la Regla. Piden poder residir, para cumplir su proyecto, en lugares apartados, lejos del ruido del mundo, de tal manera que les sea posi­ ble desarrollar una vida eremítica. Llevar el hábito que, unos años antes, se le había mostrado a Mateo de Bascio en una aparición y, IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR... 55 128 Cf. F. P etrucci , «Cibo Caterina (f 1557)-, en Dizionario Bigrafico degli Ita­ liani, Roma 1981, 237-241.

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