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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR. 51 de retiro, con el fin de aplacar y contentar a los celantes. Esta nor­ mativa se vio apoyada e impulsada en la reforma del cardenal Cis- neros. Pero con la dura actitud mantenida en Italia hacia los celan­ tes, se fueron marcando más las distancias y el descontento. En los primeros meses de 1525 fray Mateo de Bascio 122, que residía en el eremitorio de Montefalcone y que era un predicador itine­ rante muy carismàtico, se dirige a Clemente VII, para obtener el permiso de poder imitar más a san Francisco, incluso en la mane­ ra de vestir. Quería la confirmación oral de poder vivir literalmen­ te la Regla; predicar allí donde se encontrase, como habían hecho los primeros hermanos y llevar un capucho grande como había visto en diversas apariciones, que él mismo consideraba el verda­ dero traje de san Francisco. Clemente VII fue muy considerado con él y sin ninguna objeción le concedió todo lo que pedía. Sólo le manda que cada año, en el tiempo del capítulo, debería pre­ sentarse al ministro provincial, para testimoniar que estaba sujeto a obediencia. El papa le dice que volviese al día siguiente para redactar el Breve que diese fe de todo lo que le había concedido. Mateo no lo considerará necesario. Le bastaba con la confirma­ ción oral que había recibido del Sumo Pontífice. Emprende el caminp de regreso y, después de una breve estancia en Asís para venerar la tumba de san Francisco, regresa a los montes de Mon- tefeltro para evangelizar a los fieles más humildes. En el tiempo 122 Mateo de Bascio (1495-1552). Aunque no se sabe cuál era la condición social de sus padres, los cronistas capuchinos afirman que eran campesinos. Se sabe muy poco de su infancia. Hacia los quince años ingresa en la Orden franciscana, donde será bien acogido por su buena conducta. Después de estudiar la gramática y una ele­ mental formación teológica es ordenado sacerdote. Enseguida se dedica a la predica­ ción itinerante de corte apocalíptico, cosechando enormes frutos en la conversión de los fieles. Es venerado por todas las clases sociales. Desde los primeros años se carac­ teriza por una vivencia profunda del ideal de vida franciscano y de la Regla. Su nece­ sidad de observancia fue presentada a los ministros que le decían que era posible vivir el ideal franciscano en el seno de la Orden. Vive un gran descontento institucio­ nal, como tantos hombres de su tiempo. En el eremitorio de Montefalcone, descubre la luz de aquello que estaba buscando. Convencido de estar cumpliendo una llamada especial del Señor, esa misma noche parte para Roma para solicitar del papa poder llevar el tipo de vida concreto que le había sido revelado. Cf. G. A bate , «Era Matteo da Bascio e gli inizi dell’Ordine cappuccino», en Collectanea Franciscana 30 (I960) 31-77; G. F lavio , «Fra Matteo da Bascio. Spunti per una biografía», en Vitalia Francescana 62 (1987) 509-514; «Matthaeus a Bascio», en Lexicon Capuccinum. Promptuarium histori- co-biblographicum Ordinis Fratrum Minorum Capuccinorum (1525-1950), Romae 1951, 1075-1076. En adelante: Lexicon Capuccinum.

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