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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR. 43 tifica como la alternativa más veraz y auténtica. Desgraciadamente esta manera de hacer llevó a crear una distancia insondable entre laicos y clérigos, considerando a los laicos como cristianos de terce­ ra categoría ya que, los mismos religiosos laicos estaban considera­ dos como cristianos de segunda, a caballo entre clérigos y laicos. 2.4.2. Eclesiología d el Concilio d e Trento El Concilio de Trento (1545-1563) intenta ser la respuesta efi­ caz a las desviaciones de los reformadores y a la necesidad de reforma que se vive en el seno de la Iglesia. Por desgracia, Trento es una respuesta tardía y no llegará a producir los frutos que hubieran sido de desear. La Reforma había cuestionado una serie de aspectos de la vida cristiana y así como toda la institución ecle- sial y la misma autoridad del papa. Según Lutero, Roma se había refugiado en la superioridad del poder espiritual sobre el secular, en la interpretación de la Escritura y la convocación de Concilio reservada al papa. La Reforma había comprendido la igualdad fun­ damental de todos los bautizados al margen de su estado, ya fuese clerical o laical. La necesidad de funciones en la vida de la comu­ nidad no era para ellos un problema que impidiese la igualdad fundamental, sino que esta distinción era fruto de un servicio mucho más carismàtico y funcional. Esta afirmación les llevó a negar el orden como sacramento, en el afán por afirmar el sacer­ docio común de los fieles, llevándolo hasta la fe en la comunión de los santos. Desgraciadamente no fueron atendidas por la Iglesia católica las llamadas de atención en favor del pueblo de Dios y del laicado que habían hecho los reformadores. Se van sucediendo y respondiendo de manera recíproca las diversas afirmaciones: la posición de Lutero sobre la doctrina del sacerdocio universal de los fieles, se ve contestada en el Concilio con la reafirmación de la jerarquía y su origen divino. En referencia a la austeridad de los templos protestantes, en el seno de la Iglesia católica se da paso a un arte que abruma y muestra el triunfo de la Iglesia. Lo que el protestantismo había criticado aparece exaltado de diversas y variadas maneras por la contrarreforma, que intenta obsesivamente cerrar filas sobre la persona del papa y la institución jerárquica de la Iglesia.

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