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42 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ tregua contra la herejía, promoviendo en las personas una profunda y radical conversión interior. Al mismo tiempo que la controversia con la reforma luterana estaba la necesidad de recuperar el terreno perdido y la defensa incuestionable de la fe. Para llegar a obtener los resultados esperados era preciso una obediencia férrea al papa, que en los jesuitas desembocará en el cuarto voto. En este afán de defensa de la fe católica se promueve un tipo de vida al servicio de este fin. Así, la vida y el rezo común serán entendidos de diferente manera a la de las grandes órdenes monás­ ticas y mendicantes. Se da paso a una visión más individual de la propia oración y vocación. Es el ejemplo del rezo coral que entre los jesuitas no existe. En el pueblo llega a aspectos como es el caso de la contemplación mayestática de la celebración eucarística más que la participación en ella. La eucaristía se convierte en un privilegio clerical cada vez más distante del pueblo, que sólo puede acercarse al mismo desde las magníficas procesiones y exposiciones del Santísimo. Si la Orden franciscana incluía también el servicio apostólico, la Compañía de Jesús encuentra en el apostolado su auténtica razón de ser. Teniendo presente el momento histórico y las dificultades que estaba viviendo la Iglesia, es fácil entrever lo importante que era para el papa poder contar con un nutrido número de clérigos universitarios, capaces de hacer frente a las dificultades que se le estaban presentando. El peligro fue que, debido a estos obstáculos, se remarcó de manera prominente el factor clerical. En la Compañía de Jesús y los movimientos paralelos que van naciendo, los laicos se constituyen en la mano derecha de los clérigos pero, reducién­ dose su trabajo al campo exclusivamente material, sin ningún tipo de posibilidades y crecimiento en el trabajo espiritual-apostólico. A estos «ayudantes» se les denominará coadjutores 106. Poco a poco se va desarrollando la identificación entre el esta­ do de perfección y la vida religiosa 107. Aunque esta experiencia viene de siglos anteriores ahora se hace mucho más real. Se la iden- 106 Cf. A. G au th ier , «Classi di religiosi», en Dizionario degli Istituti di Perfezio­ ne, II, Roma 1975, 1160. 107 Cf. J. C. R. G a r c ìa P a re d e s, o . c ., 438-455.

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