PS_NyG_2000v047n001p0007_0195

172 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ eos no se vislumbran unos criterios suficientemente clarificadores y todo se mueve en una inseguridad e indiferencia sumamente peligrosa y desconcertante. Por encima de esta formación, que se podría llamar especializada, habrá que potenciar en toda su rique­ za un noviciado y posnoviciado como lugares recreadores de la •fantasía necesaria para construir la vida fraterna. Donde la ora­ ción contemplativa, la pobreza personal y comunitaria, la minori­ dad, la austeridad, la penitencia, la disponibilidad fraterna, el ser­ vicio cordial y alegre configuren la construcción de la fraternidad evangélica. De esta manera, la fraternidad responde en toda su radicalidad a las Constituciones siendo verdadera formadora de la vida de menores. Pero la formación se convierte también en una tarea que abar­ ca toda la vida y no una serie de años concretos. En la medida en que los hermanos se reconozcan necesitados de aprender y crecer humana y espiritualmente estarán predisponiéndose a una sincera respuesta a la propia vocación. «El futuro, aunque permanezca de suyo inaccesible a los ojos, marca siempre el destino de una vida consagrada, comprometida por vocación a la fidelidad constante a un proyecto evangélico específico. En este sentido, la formación permanente prestará un servicio cualificado al dinamismo y a la puesta al día del religioso manteniéndolo dúctil al cambio, abierto a lo nuevo y, sobre todo, imaginativo, creador y confiado en la acción del Espíritu, capaz de renovar todas las cosas, anticipándo­ se incluso con audacia evangélica a los retos del futuro. Uno de los temas privilegiados de la formación permanente debe ser el de enseñar a leer, desde la fe y el propio carisma sobre todo, los “sig­ nos de los tiempos”; y esto no tanto en función de adaptaciones coyunturales o de simple oportunismo pastoral, sino más bien para poner correctamente al día lo perenne de las propias “fuentes” y sensibilizarse ante las interpelaciones del Dios vivo, que se hace presente y habla incluso a través de no pocos interrogantes que plantea el futuro»581. 581 F. I g lesia s , «La formación permanente, medio para actualizar el carisma», en Laurentianum 35 (1994) 483.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz