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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR... 169 ritualmente sólidas aseguran la buena marcha y éxito de la fraterni­ dad en la cual se vive un amor mutuo más que materno 573. Por esto mismo, como deducción concreta de la afirmación general, no parece que esté justificada la exclusión de los hermanos laicos del gobierno de la Orden por razones externas a la propia vocación 574. En razón del sacerdocio, se podrán limitar algunos ministerios que afecten al pueblo de Dios, pero no aquello que afec­ te única y exclusivamente a la vida interna de los hermanos. Ser superior mayor en la Orden no supone, por lo general, ningún ser­ vicio que no pueda ser desempeñado por un laico. Para aquellos asuntos en los que fuese necesario el orden sagrado, seguiría en vigor la disciplina ya dispuesta por Francisco en su Regla: la asis­ tencia de un clérigo para dichos asuntos 575. En este momento, la situación es de espera; de un documen­ to sobre los Institutos mixtos , pero también es cierto que aunque dicho documento restringiese los derechos de los hermanos lai­ cos para los servicios de gobierno, la Orden debería seguir solici­ tando al papa tal reconocimiento. En este punto, es evidente que el carácter espiritual y carismàtico de la Iglesia tiene más fuerza que el puramente organizativo y legislativo. Este documento supo­ ne una puerta abierta ya que, como afirma William Henn, «acep­ tar una clasificación canónica como Instituto clerical o laical puede no reflejar adecuadamente nuestro carisma» 576. En la exhortación apostólica Vita Consecrata, se ponía de mani­ fiesto la necesidad de presentar la vida religiosa como un medio 573 Cf. IR 9,10-11; 2R 6,8; CtaL 2. 574 A este respecto, parece necesario invitar a que se opte por una terminolo­ gía más positiva a la hora de referirse a los hermanos. Cuando hablamos de clérigos y no-clérigos, estamos poniendo el acento en el adjetivo y no en el sustantivo. Por otra parte, hablar de no-clerigos es un término exclusivo y no inclusivo. Me he encontrado con relativa frecuencia traducido en castellano no-clérigo del italiano fratelli laici. Opto por el uso de una terminología más abierta: hablar de hermanos y hermanos sacerdotes. De esta manera, no hay ningún tipo de exclusión y tampo­ co se pierden detalles que pueden resultar de importancia, como la referencia al ministerio sacerdotal. 575 Cf. 2R 7,2. 576 W . H enn , o . c ., 663-

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