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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR.. 167 especial para la Orden. El papa reconoce que la fraternidad está com­ puesta: por clérigos y laicos que participan de una vocación común. Los dos grupos de hermanos son afirmados desde términos positivos, sin ningún tipo de exclusión. Además, se reconoce la validez de las Constituciones para plasmar hoy en día la vida capuchina. En el punto tercero, invita a todos los hermanos a ser conscien­ tes de «la particular identidad religiosa que los distingue» 569. De esta manera, la Fraternidad capuchina no es un Instituto más en la Igle­ sia, sino que es un carisma especial de la vida de la misma. El pon­ tífice reconoce el mandato evangélico, como una realidad intrínseca en la vida del hermano y estimula a ser fieles a la tradición de mino­ ridad y servicio en medio de los hombres, siendo constantes a sus valores fundantes: «podrán también así llevar con renovado entu­ siasmo el Evangelio a los hombres de nuestro tiempo testimoniando con la palabra y con el ejemplo de vida aquel espíritu de minoridad y del compartir que los ha hecho particularmente cercanos y solida­ rios con la gente humilde y simple, y que ha hjscho de sus comuni­ dades el punto de referencia cordial y accesible a los pobres y a cuantos están buscando sinceramente a Dios»»570. En este Congreso, en el que la mayoría de los hermanos eran laicos, los asistentes al mismo, pidieron al definitorio general que dirigiera una carta a toda la Orden sobre el contenido esencial del carisma capuchino. En dicha carta, el ministro general, en nombre de todo el definitorio, vuelve a recordar los aspectos peculiares propios de la identidad capuchina. Haciendo referencia a la carta del Papa, del 18 de septiembre de 1996, la define como: «un clarí­ simo mandato por parte de la Iglesia a abrazar tal proyecto evan­ gélico fraterno de san Francisco»»571. Corriveau no duda en esti­ mular a todos los hermanos a «hacer un camino mental y espiritual- 572 para hacer más plausible la vida franciscano-capu­ china. De esta manera, las aportaciones de los Sumos Pontífices vienen a confirmar la tradición propia de la Orden. 569 Ibtd. 570 Ibtd. 571 J. C orriveau , «Fraternità evangelica. Lettera circolare n.o 11», en Analecta OFMCap 113 (1997) 14. 572 Ibid.

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