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22 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ elevada al grado de religión aprobada por la Sede apostólica, tenía en realidad una forma no muy bien definida. Mantenía los elementos pro­ pios de una fratem itas penitencial, sobre la cual Inocencio III trató de elevarla haciéndolos clérigos y dotándoles de la licentia praedicandi ubique. Era una concesión no común y reservada al sumo pontífice, de poner en relación con otro hecho, la promesa de obediencia al papa, que el santo confirmó públicamente siguiendo la fórmula del juramento al pontífice de los obispos de la región romana: «El herma­ no Francisco y cualquiera que sea cabeza de esta religión, promete obediencia y reverencia al señor papa Inocencio y a sus sucesores»31. Es importante resaltar como afirma Manselli que: «si Bernardo de Quintavale era laico y, como tal, no creaba problemas en el seno de la comunidad fraterna que entonces se instauraba, Pedro Cattani era sacerdote. ¿Cómo había de integrarse en la comunidad y, más en concreto, qué autoridad podía ejercerse sobre un hom­ bre de Iglesia que quería vivir la penitencia ejemplar, propuesta y presentada por un laico o, más en general; qué relación podía esta­ blecerse con él? Esta dificultad, que en ninguna época de la histo­ ria cristiana hubiera sido pequeña, resultaba especialmente aguda al inicio del siglo XIII, cuando la autoridad del mundo clerical tenía, a todos los niveles, un relieve y una preeminencia indiscuti­ bles y nunca superados, ni antes ni después»32. La nueva realidad a la que se enfrenta Francisco, no le supone ninguna dificultad: la fraternidad estaba abierta para todos, «mucha gente del pueblo, nobles y plebeyos, clérigos y laicos, tocados de divina inspira­ ción, comenzaron a llegarse a San Francisco, deseosos de militar siempre bajo su dirección y magisterio» (ICel 37) 33. Todos eran avrebbe però adottato una diversa denominazione»: R. R u sc o n i , «‘Clerici secundum alios clericos’. Francesco d’Assisi e l’istituzione ecclesiastica», en Frate Francesco d ’Assisi (Atti del XXI Convegno internazionale di Studii francescani, Assisi 1993), Spoleto 1994, 80-81. 31 «Frater Franciscus et quicumque erit caput istius religionis, promittit oboe- dientiam et reverentiam domino papae Innocentio et eius successoribus»: M . M acca - r o n e , «Riforme e innovazioni di Innocenzo III nella vita religiosa», en I d ., Studi su Innocenzo III , Padova 1972, 304. Cf. 2R 1,2. 32 R. M anselu , Vida..., 82. 33 «Coeperunt multi de populo, nobiles et ingnobiles, clerici et laici, divina inspiratione compuncti, ad sanctum Franciscum accedere, cupientes sub eius disci­ plina et magisterio perpetuo militare»: ICel 37.

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