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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR.. 165 claridad la realidad religiosa laical. Después de situar el tema en con­ texto y orientar la tradición histórica atestigua como «la vida religiosa laical jamás ha cesado de florecer a lo largo de los siglos» 563. En el desarrollo continúa presentando la importancia del papel de los reli­ giosos laicos en la vida religiosa y, en la última parte del documen­ to, hace una llamada de atención a toda la Iglesia sobre las vocacio­ nes laicales: «La posibilidad de una vida consagrada “laical” debe ser expuesta como camino de auténtica perfección religiosa también en los antiguos y en los nuevos Institutos masculinos»564 Este documento, anterior en el tiempo, a la Exhortación apos­ tólica no habla de Institutos mixtos. El papa afirma que: «tiene gran importancia el hecho de que en los Institutos clericales, de los que también forman parte hermanos “laicos”, éstos tengan un papel ade­ cuado, a fin de que puedan cooperar activamente en la vida y en el apostolado del Instituto» 565. Quizás aquí hubiera sido de desear una afirmación de los Institutos mixtos y su carácter propio en la Iglesia con igualdad de derechos y deberes. 4.4.3. Pronunciamientos del papa con respecto a la Orden: Síntesis de precedentes intervenciones pontificias y carta al ministro general (1996) Aunque sólo sea por recapitular datos que han ido aparecien­ do a lo largo de la investigación sería necesario recordar el gesto singular que Pío V mantuvo con la Orden capuchina reconociendo su carácter e identidad propia y la confirmación subsiguiente por parte de los pontífices hasta 1909. Pablo VI había insistido ya sobre la necesaria fidelidad a la identidad propia en el Capítulo general de 1974. Juan Pablo II recor­ dará en sus alocuciones el mismo pensamiento. Ellos, como cabeza visible de la Iglesia, han ayudado a que los hermanos laicos tuvie­ sen una participación más clara en la vida capuchina. 563 J uan P ablo II, «Dignidad del religioso laico», en Ifeal 146. 564 Ibíd. 565 Ibíd.