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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR.. 145 El ministerio parroquial, que tantos dolores de cabeza ha traí­ do a la vida consagrada, es un servicio apostólico abierto a los her­ manos siempre que permita vivir en fraternidad. «Para que al asumir este ministerio se mantenga la fidelidad a nuestra vocación, opte­ mos de ordinario por las parroquias en que podamos dar más fácil­ mente testimonio de minoridad y llevar una forma de vida y de tra­ bajo en fraternidad. Así, de hecho, el pueblo de Dios puede compartir oportunamente nuestro carisma»481. Las nuevas iniciativas apostólicas, que siempre deben existir, comprometen e interpelan a toda la fraternidad. Será preciso, en este campo, retomar los aspectos más carismáticos de la vida capuchina y que, socialmente, necesitan una respuesta más urgente. La fraternidad debe enriquecerse de las ideas de todos los hermanos y vivir en una capacidad de soñar que no se constriña a lo humanamente constata- ble sino que sea capaz de vivir en la sabiduría de que todo depende del Señor. Por eso afirmarán las Constituciones que: «la Fraternidad, provincial o local, promueva y coordine las diversas iniciativas apos­ tólicas como expresión de toda la fraternidad» 482. 4.2.2.3. Fraternidad «misionera» Francisco comienza la actividad misionera de la Orden con afán de llegar a “Tierra santa”483. Su empeño encontrará un profundo eco que ha conservado en el continuo envío de hermanos a evangelizar a aquellos que todavía no creen en Dios. La Orden ha mantenido entre sus principios tradicionales dedicar un tercio de los hermanos a la misión ad gentes. Misioneros son aquellos hermanos «que, en cualquier continente o región, llevan el gozoso mensaje de la salvación a todos los que no creen en Cristo» 484. Este trabajo se ve hoy ampliamente respaldado por el Decreto Ad Gentes y la nueva visión eclesiológica. Las Consti- 481 Const. 151,3- 482 Const. 145,6. 483 Cf. ICel 55-57; LM 9,5-9. 484 Const. 174,5. Cf. S. A ra , «Difusión y práctica de la fe (cap. XII de las Cons­ tituciones Capuchinas)-, en Naturaleza y Gracia 43 (1996) 59-86.

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