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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR... 143 amplio. Por eso insisten también las Constituciones en que los superiores procuren, «por el bien de la Iglesia, de la Orden y de los mismos hermanos, atender a la aptitud y pericia de éstos al distribuir los oficios y cargos, y no los aparten con facilidad de los trabajos en que estén especializados» 466, evitando cualquier tipo de utilitarismo. El trabajo manual sigue siendo un modelo y oportunidad en la vida de los hermanos 467, recobrando un sentido de minoridad ante una sociedad que señala los diversos estratos en función de los oficios y donde el trabajo manual está considerado de inferior categoría. 4.2.2.2. Fraternidad «apostólica» El fundamento de la vida apostólica es Cristo, enviado a evan­ gelizar, y que continúa esta misión en la Iglesia 468; en la línea de Francisco, la Orden vive una ambivalencia que se remonta a los días de la reforma: la opción eremítica y el servicio desde la cruz y el amor. La presencia en el mundo sigue solicitando de nosotros la experiencia contemplativa como don del Espíritu que ora en noso­ tros 469. La Fraternidad, en el mismo hecho de obedecer al Espíritu Santo, está evangelizando 470. También desde el apostolado «como modelo y fermento de vida social, invita a los hombres a fomentar recíprocamente las relacio­ nes fraternas y a unir sus fuerzas para mejorar el desarrollo y la libe­ ración integral de la persona y el progreso auténtico de la sociedad humana»471. Se trata de llevar fuera de los muros de las casas el talante peculiar de la vida evangélica. Para ello es importante el tes­ timonio de una fraternidad entregada a un servicio apostólico que reúna y estimule a los hermanos a mostrar sus talentos: «Por tanto, 466 Const. 78,4. 467 Cf. Const. 78,2. 468 Cf. Const. 144,1-2. 469 Cf. V CPO 6. 470 Cf. Const. 144,4; S. A ra , «El patrimonio espiritual de los Hermanos Meno­ res Capuchinos», en Naturaleza y Gracia 42 (1995) 7-43. 471 Const. 11,4.

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