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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR. 137 persona a los planes de Dios. El acento no lo pone tanto en el obe­ decer como en el amor que se ha de poner en dicha acción como actitud de servicio 427: «Tengan por cierto que la oblación de la propia voluntad, hecha voluntariamente a Dios, contribuye muchísimo a la perfección personal y viene a ser para los demás hombres un testi­ monio del Reino de Dios» 428. La obediencia no se rige por la distin­ ción de cargos 429, sino por la búsqueda sincera de la voluntad de Dios, «revelada en la vida de Jesucristo bajo la forma de siervo» y que Francisco asume en su vida 430 y la propone a sus hermanos. Las Constituciones renovadas afirman que la obediencia debe estar lejos de todo criterio de fuerza, porque los hermanos están obli­ gados a deponer el propio querer para hacer la voluntad de Dios que tendrá como núcleo el fomentar el bien de la fraternidad431. Pero ade­ más, el carácter pluriforme y la capacidad de todos los hermanos para construir lo bueno y positivo para el crecimiento de la Iglesia, supo­ ne una categoría necesaria para la comprensión de la obediencia desde la espiritualidad franciscano-capuchina, porque «es también ver­ dadera obediencia cuanto de bueno haga el hermano con recta inten­ ción y de propia iniciativa, consciente de que ello no es contra la voluntad del superior ni en detrimento de la unión fraterna» 432. Esta manera de ordenar la propia vida lleva implícitas unas con­ secuencias en la relación de los hermanos y en la acogida de aque­ llos que quieren optar por este tipo de consagración: «Por consi­ guiente, debiendo la Fraternidad aumentar de día en día en virtud, en la perfección de la caridad y en espíritu más que en número, aquellos que quisieren abrazar nuestra vida deben ser examinados y seleccionados con todo esmero» 433. El talante fraterno lleva consi­ go una necesaria aptitud para asumir esta vida. No todo el que tiene vocación sirve para una vida que está marcada de manera vertebral 427 Cf. IR 6,3. 428 Const. 164,4. 429 Cf. Const. 155,1. 430 Const. 155,2. Sobre este tema véase: M. A. I. a v illa , La imagen del siervo en el pensamiento de San Francisco de Asís, según sus escritos, Valencia 1995. 431 Cf. Const. 109,2. 432 Const. 165,2. 433 Const. 17,2.

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