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136 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ corazón, ofrezcamos a los hombres testimonio de una auténtica ora­ ción, de modo que todos vean y sientan en nuestro semblante y en la vida de nuestras fraternidades la bondad y la benignidad de Dios presente en el mundo» 422. Como lo había remarcado toda la tradición capuchina, también las Constituciones renovadas resaltan la importancia de la eucaristía en la vida fraterna. Es el misterio central de la fraternidad. Ella es motor y guía para la vida fraterna por eso se insiste que se celebre todos los días. Donde no sea posible se recomienda encarecidamen­ te que se celebre periódicamente y con la participación de todos los hermanos 423. En esta participación de todos los hermanos se transparenta la importancia que éstos tienen en la vida diaria al mar­ gen de cualquier tipo de distinción ministerial, invitándose además a los presbíteros a la concelebración. La Liturgia d e las Horas , entendida como Oficio comunitario, abre la posibilidad de la participación de todos los hermanos en la plegaria, compartiendo su propia realidad y experiencia de Dios para el crecimiento de todos. La oración comunitaria es el lugar pre­ ciso de apertura 424 para desarrollar y crecer en actitudes de transpa­ rencia, honradez y sinceridad con Dios que llevarán a un encuentro más humilde con todos los hombres. De esta manera, se hace más clara la necesidad de conversión. Por lo mismo, a ejemplo de san Francisco, el capuchino tiene que desarrollar una actitud existencial de orante viendo todo con ojos de fe 425. La oración lejos de distan­ ciar de la realidad debe acercar a ella y hacer a los hermanos más conscientes de todo lo que acontece en el mundo 426. 4.2.1.4. Fraternidad «obediente» La obediencia entendida desde la mentalidad de Francisco es calificada como caritativa porque intenta la acomodación de la propia 422 Const. 45,8. 423 Const. 48,2. 424 Cf. Const. 45,3. 425 Cf. Const. 45,7. 426 Cf. Const. 46,5. 13,4-5. 154, 4.

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