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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR.. 135 4.2.1.3. Fraternidad «orante» Las Constituciones renovadas privilegian el don de la comu­ nión fraterna por obra del Espíritu Santo419. La fraternidad evangéli­ ca, donde se desarrolla y crece la vida diaria del hermano, es el medio para el desarrollo pleno de la consagración personal a Dios. En consecuencia, el hermano tendrá que actualizar y hacer patente esta experiencia en medio de los hombres, expresando su ser de hermano universal 42°. Para el franciscano la dimensión orante es un elemento esencial de su vida. La oración es el medio por el cual se ve sostenido, el único y verdadero primado: el de la vida fraterna. Por medio de la oración el hermano contrasta su vida y aquellas acciones que le distancian de una vida realmente fraterna. Quizá la falta de coherencia con una vida fraterna tan bien dispuesta en sus documentos tiene, en la experiencia de la oración, su raíz y dificultad: en la incoherencia de vivir aquello que se ha profesado. En las Constituciones queda cla­ ramente expuesta la unidad entre oración y acción: «Siguiendo sus huellas, esforcémonos en dar prioridad a la vida de oración, princi­ palmente contemplativa; en practicar una pobreza radical, personal como comunitaria, junto con el espíritu de minoridad; en ofrecer ejemplo de vida austera y una penitencia alegre, por amor a la cruz del Señor, procurando igualmente encontrar, a la luz de los signos de los tiempos, formas nuevas de encarnar nuestra vida, las cuales deberán ser aprobadas por los legítimos superiores»421. Cuando la oración es auténtica sirve de espejo de la vida y experiencia perso­ nal y comunitaria de Dios: «Deseando sobre todas las cosas el Espí­ ritu del Señor y su santa operación, orando siempre a Dios con puro 419 «Congregados por el Espíritu Santo en una misma vocación, fomentemos mediante la oración y el trabajo en común el sentimiento de fraternidad en toda la Orden, a comenzar por nuestras comunidades provinciales y locales. Igual sentimiento fraterno debemos profesar hacia los hermanos y hermanas, tanto religiosos como segla­ res, que forman con nosotros una única familia franciscana»: Const. 1990, 11,3. Este tema lo he desarrollado en: «Dimensión espiritual de las Constituciones renovadas de los Hermanos Menores Capuchinos», en Naturaleza y Gracia 44 (1997) 415-452. 420 Cf. F. I g lesias , Originalidad profètica de San Francisco, Sevilla 1987, 67-73. 421 Const. 4,3.

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