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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR. 119 mente, a desaprobar en modo alguno el ministerio sacerdotal, muestran, sin embargo, que en muchos lugares ejercemos tal ministerio sin discernimiento suficiente, de modo que corremos el riesgo de llevar a la Orden hacia una clericalización siempre mayor. Parece que hayamos caído en la “trampa” de nuestra misma generosidad, la cual ha impulsado a responder a las necesidades urgentes de las diócesis sin tener suficientemente en cuenta el carácter propio de nuestra vocación de hermanos menores. Si queremos que la Orden conserve este carácter propio, es absolu­ tamente necesaria una consistente presencia de hermanos. Reco­ nozcamos que, en el esfuerzo por renovar nuestra vida fraterna, nos encontramos ante este problema-366. Las distintas dificultades que han ido encontrando y constatan­ do las presentan a modo de retos; ellos esperan que sean asumidos para evidenciar, con total transparencia, cuál es el carácter peculiar dentro de la Iglesia: «A fin de conservar y confirmar el primado de la vida fraterna evangélica sugerimos los siguientes compromisos: • En la pastoral vocacional debemos poner el acento sobre la vida fraterna como característica de nuestra forma de vida, y no sobre una u otra actividad, incluso si se trata de activi­ dad sacerdotal. • En cada etapa de la formación es necesario insistir sobre los aspectos esenciales de la vida fraterna entre nosotros (oración comunitaria, contemplación, servicio), así como también sobre nuestra manera peculiar de encarnar el Evangelio en el mundo mediante la fraternidad vivida como menores entre los pobres. • Es necesario distinguir claramente la formación para el sacerdocio o para una profesión. Sobre todo en los prime­ ros años de la iniciación la formación para nuestra vida debe tener la prioridad absoluta. • Puesto que somos una Orden de hermanos y ‘en razón de la misma vocación todos los hermanos son iguales’, la for­ mación para nuestra vida debe ser igual para todos. Es tam­ bién deseable que, siguiendo en esto el modo de expresarse 366 IVCPO, 21.

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