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118 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ Nunca se subrayará bastante cuánto contribuyan a dar a nues­ tras fraternidades su rostro evangélico y franciscano aquellos her­ manos que se dedican a los trabajos domésticos y se esfuerzan por mantener un clima de recogimiento, de sencillez y de alegría. Preci­ samente, por medio de estas actitudes y de estas actividades la fra­ ternidad se construye día a día en la minoridad. Viene a ser el crisol donde se forja nuestra vida evangélica» 362. Con lo expuesto, se deduce claramente que el lugar más pro­ picio para la maduración de los hermanos es la misma fraternidad. Porque «el compromiso fraterno exige de cada hermano renuncia y entrega continua, que dan lugar a auténticas y profundas amista­ des, tan importantes para la realización de la vida afectiva. Por otra parte, la fraternidad estimula a trabajar en solidaridad y correspon­ sabilidad y enseña una flexible adaptación a personalidades y situaciones diferentes» 363. Para que esto pueda llevarse a cabo en toda su autenticidad se constatan unos peligros concretos a los que es necesario hacer fren­ te. Entre ellos, el del individualismo: «Este testimonio se debilita cuando los hermanos, individual­ mente, se entregan de tal manera a las actividades, de carácter ministerial o de otro tipo, que ya no encuentran tiempo para orar junto con los otros, para percibir sus necesidades, para participar de la vida de fraternidad y para tomar parte en los trabajos domés­ ticos» 364. Esto sucede de manera especial cuando, el modo de vivir «está organizado en función de las exigencias del ministerio más que en función del testimonio de vida fraterna. Nos encontramos así ante una comunidad de sacerdotes que se inspiran en la espi­ ritualidad franciscana, más bien que ante una fraternidad de her­ manos menores que se esfuerza por vivir el Evangelio» 365. Para los hermanos reunidos en el Consejo Plenario, en conformidad con toda la tradición capuchina, esto obliga a un discernimiento veraz de las actividades desarrolladas por la Fraternidad. Lo expre­ san en estos términos: «Estas constataciones no llevan, evidente- 362 IV CPO, 16. 363 IV CPO, 54. 364 IV CPO, 19. 365 IV CPO, 20.

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