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IDENTIDAD DEL CAPUCHINO, COMO HERMANO MENOR. 17 dan a esta realidad. Ante las mejoras sociales y el bienestar de las clases acomodadas surge una actitud de crítica. La pobreza aparece como un medio de renovación de una Iglesia anclada en el feuda­ lismo. La pobreza mendicante se convierte en la base económica de un apostolado itinerante, que convertía a sus predicadores en corre­ dores de caminos; en una comunidad de hermanos entregados ale­ gremente al cuidado de la Providencia. Supone una clara opción de vida evangélica diversa de la clásica, que se configuraba en la tradi­ ción monacal de monasterios majestuosos e inmutables, dando paso a edificios pobres, que cubren las necesidades del momento, en los eremitorios 18 y barrios populares. Las formas de vida se balancean entre lo viejo y lo nuevo. Surge una importante crítica a la vida religiosa. Nace una nueva sensibili­ dad, más exigente, más pobre, más ligada al trabajo, en un nuevo contexto urbano. El mismo San Bernardo en su obra De considera- tion e 19, que dirige a su discípulo el papa Eugenio III ( 1145 - 1153 ), le muestra su preocupación por la formación de una jerarquía ecle­ siástica más digna de sus funciones y más comprometida con sus deberes pastorales. Hace una reflexión teológica llena de exhorta­ ciones espirituales en las que no falta una dura crítica a la vida dis­ tante y abusos de la Curia romana, cada vez más alejada del espíri­ tu del Evangelio. Son significativos en la historia de las ciudades europeas, los episodios que narran los encontronazos entre los fieles y sus cléri­ gos, muchos de estos últimos exigían el derecho al respeto por el simple hecho de la dignidad de su condición clerical, sin embargo otros, no sólo eremitas y predicadores rigoristas, hacían hincapié en el deber de combatir la corrupción de los hombres de Iglesia. Es justo en este momento cuando, de forma crítica, aparecen los movimientos llamados heréticos: valdenses y cátaros, que propug­ nan una vuelta al evangelismo puro, haciendo una crítica tenaz a la 18 Cf. D. F lo o d , Fran cisco d e Asís y el m ovim iento fra n c isc a n o , Oñati 1996, 41-46. 19 Cf. S an B ernardo , De consideratione libri qu in qu é a d Eugenium III, en PL 182, 727-808. También otras obras en el mismo estilo: De conversion e a d clericos. Sermo seu liber, en PL 182, 833-856; De moribus et officio episcoporum tractatus seu Epistola XLll a d Henricum Archiepiscopum Senonensem , en PL 182, 809-834.

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